viernes, 22 de septiembre de 2017

Fumar es un placer

Asumo ser pésima lumbrera en ojos que no brillan, en lenguas que no se atreven y en suspiros en la antesala del aire. No soy experta en cata de amores y mira que he besado como la que bebe el mejor de los vinos, y sin título, soy casi cinturón negro en sábanas vacías y mantas que no calientan, en colchones con un molesto guisante en la entrepierna. No sé.  A saber cuántos amores me he fumado hasta la colilla. 


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