jueves, 16 de noviembre de 2017

Cama y mesa

La culpa fue del segundo plato. La hora tonta me puso tonta y a ti caliente y en nada a punto. La loza aún en la mesa, tu espalda contra el sofá, tú entre mis rodillas, y, nuestras bocas que a los postres sabían al segundo plato, tontearon con besitos y muecas diciendo ¡vamos! Ya las manos recorrieron, tú mis nalgas, mi humedad. Se me escapa un te deseo, puede que vuelva a pasar, que aprendí a no avergonzarme de algo tan natural. Yo agarrada a tu cuello,  la explosión en nuestras bocas. Se acaban las palabras cursis,- esto se llama follar-, las otras entre apretones y  sudor y muchas ganas, se disparan revoltosas, las gritas con tu mirada, las repito como loca atacando a tus pupilas, a tu lengua, tu saliva.  Pierdo el equilibrio, la inconsciencia…soy terreno conquistado, mírame, mírame y di en voz alta qué ves, susúrralo a mi boca, muerde, abraza, lame, mantente en mi cuerda floja… así, sí, ofréceme  lo que hay en tu cabeza -y tu cuerpo-  No muerdas las ganas, muérdeme a mí y a mi boca,  que estoy deseando me digas qué hay de cena, por si mi carne vuelve a estar hambrienta por si nos toca que toca.

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