miércoles, 28 de agosto de 2019

ES LO QUE TOCA.




Siempre empiezo por sus manos aunque suene a pervertido… Donde otros ponen las balas él pone las manos a riesgo de quemarse. Hablar de manos es como hablar de bocas. Algo así como tener una buena historia en la manga. Ese medio que recorre mis caminos destino a ninguna parte. Sus manos, que, pausan mi pulso y miden la distancia entre el telón de sus pestañas y mis -yanopuedomás- me desnudan como quien abre un regalo rompiendo el papel y tienen mi mundo a sus pies; sobre sus pies podría escribir otro discurso que se interrumpe cuando pregunto, ¿Qué hacen unas manos como las tuyas entre unas piernas como éstas? Será porque Sabina le levanta la falda a la luna, y él…él me levanta y  me voy...O que mis manos, tan adictas a los desastres como a palpar, huyen entre sus costillas cuando las suyas me hacen cosquillas antes de volver a subir…o a empezar.
Reconozco que envidio al poeta que lloraba tinta. Mas yo, sin embargo, lloro papel con todas mis ganas
porque anoche, con el corazón en un puño, le susurré un ¡Te quiero! -comer con las manos-, olvidando que sus manos, como todas las manos, también tienen alas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario