domingo, 30 de octubre de 2016

miércoles, 26 de octubre de 2016

La plaza

Ayer charlaba en la plaza con mi hija y una amiga de esta. Había quedado a las nueve, pero faltaba aún una hora y no me querían dejar sola. ¿Cómo no me voy a quedar sola en un lugar que me trae tan buenos recuerdos? Me tratan como a una persona mayor. Ya, ya sé que soy mayor que ellas, ¡pero no soy una anciana por favor!
Mirábamos fotos del nuevo miembro de la familia, hace tres día nació mi primer sobrino nieto pero, mientras hablaba, se me iban los ojos a las fachadas nuevas, modernas, que dañaban la vista y los recuerdos, incluso a una mal entendida en arquitectura como yo.. No sé a qué lumbreras se le ocurrió algo así, lo mismo pasó con el Teatro y aún no lo he superado Mis ojos cargados de recuerdos intentaban ver la fachada anterior a esa aberración que hay hoy en la esquina de la plaza, frente a la sacristía de la iglesia. No es que no prestara atención a las chiquillas, es más, era yo quien hablaba como una cotorra desde mucho antes de sentarme en aquel banco y observar al barrendero con qué "arte" iba apartando, barriendo, las hojas caídas, con una hoja de palmera, en este otoño tan caprichoso, como siempre, de llenar de hojas cada rincón y cualquier hueco que encuentre libre en esa piedra que luce el suelo de la plaza desde hace décadas, al menos las que yo recuerdo. Entonces vimos a lo lejos dos perros, uno de mayor tamaño que otro, pero no me pregunten razas porque tampoco entiendo de eso (voy a tener que plantearme seriamente ese tema de no entender de ningún tema) Al pequeño le faltaban las dos patas traseras, pero le habían instalado una especie de bolsita con correa que rodeaba su cuerpecito, un  pantalón con tirantes, para que me entiendan, que arrastraba alegremente por el suelo mientras retaba a su amigo canino, tres tallas mayor, a jugar a lo que fuera.
Entonces le vi, le miré a la cara, pasó delante de nosotras despacio, mirando tranquilo la plaza e incluso detuvo la mirada en aquel, por una hora, mi banco. También llevaba una correa tirada por un perro, pero yo detuve mi vista en sus manos que por cierto,eran preciosas.



Rosy Robayna C. 26/10/16


jueves, 20 de octubre de 2016

La mentira

Desanda caminos, idealiza el pasado y lo arrastra al presente con planes de futuro. Desdobla y retuerce. Desnuda, y en la vergüenza, humilla sin compasión sembrando dudas. Se burla en tu cara y crece entre apóstoles cegados. Y te mata.

Rosy Robayna ( 2012)

lunes, 17 de octubre de 2016

Desde el principio





Cruza mi diagonal que no habrá guardias 
y sigue las señales gastadas.
Ve. Ahí sabrás mis secretos.
Endiósate en mi esternón.
Bebe mordiendo.
Toca mis encajes rotos hasta las piernas.
Desquebraja el escalofríos.
Quita el imperdible perdido en mis caderas
y habla a mi mente, redoblada hasta la agonía.
Aventúrate en mi vientre y amordaza a las mariposas.
Ata mis manos vacías
y, ni se te ocurra detenerte en las líneas.
Observa las finas dunas que  recorren mi cara 
hidratadas por las babas de otros.
Enreda mi cabello entre tus dedos.
 Ahonda, penetra
y roba el oro negro de mi piel tostada.
 Haz que rezumen los deseos pervertidos por el tiempo.
Sacrifícame entre tus piernas
y arrástrame hasta la salida
 y allí, mátame...
Pero no olvides fingir compasión y vuelve 
a dejar la luz apagada de mi guarida cuando te vayas.




Rosy Robayna    (13/10/2016)


martes, 11 de octubre de 2016

No me provoques

No me provoques pero si lo haces, hazlo bien.
Con aromas que me inciten a buscarte olfateándo.
Con una mirada que me haga sentir desnuda y desvergonzada.
Con letras que se atrevan a deshacer mi cama.
Con tu ausencia que me obligue a buscarte desesperada
despertando la imaginación <<a solas>> descarada.
Con tu voz que se atreva a decir:
"Ven que sabrás lo que es bueno mojigata".
Si me provocas <<y lo haces bien>> prepárate que estaré preparada
porque dejaré a la mojigata descalza en tu pasillo
con la venda entre sus dedos, tragándose mis palabras
<<a menos que quieras invitarla también a tu cama>>.
Y tirando entre tus sábanas me agazaparé por tu cuerpo
susurrándote al oído qué deseo
torturándote entre mis bragas
deslizando donde me plazca
retándote en la embestida
reclamando más placer:
-No así, dame tu lengua, así, con fuerza, hasta la garganta
y...
¡Eso sí! Quiero  la luz encendida no sea que digas “te quiero”  y quien  “joda” sea la "magia" y hasta la mojigata del pasillo “corra” también por patas.


Rosy Robayna (10/10/2016)