miércoles, 30 de diciembre de 2020

Que te vaya bonito

 

Manuel, José, Juan, Rafaela, Mónica, Manuel, Carmen, María. Cuantas cosas quedaron prendidas. Hasta dentro del fondo de mi alma. Cuantas luces dejaste encendidas, Yo no sé... cómo voy a apagarlas.

2020: Al final te has ganado mis respetos:

 

Hiciste saltar las alarmas de los llantos en silencio. Sin abrazo de consuelo, dejaste el luto en carne viva. Corriste todas las cortinas dejando a oscuras las bocas, y tiro porque me toca, frenaste, cruel, nuestra huida.

Regaste el caos sin piedad, en un par de metros cuadrados, y mientras el sofá nos hacía un hueco, atragantaste de aplausos entre pecho y batalla tu sin razón. Convertiste todo en un misterio.

Y con feliz maestría diste portazo a tanta vida Y las noches fueron días y los días desconsuelo, Robando la  libertad abandonándonos a la tristeza, cuando no salían las cuentas que teníamos que pagar.

Yo que te quise tanto, ahora ya no te quiero. Yo que te abrí mis brazos aquel uno a las cero-cero, ahora tendré que recordarte, por maldito y porque no puedo.

No insistas, se acaba el tiempo. No insistas, ¡déjalo ya!

Y por alguna cuestión de suerte, Ojalá  que nos vaya bonito, pero bonito de verdad.

sábado, 26 de diciembre de 2020

CHAT

 

Amigos: no sé si me he metido en un lío o en un romance.

Todo comenzó cuando, hace meses, escribí que no soy apta para  alguien que lleva la palabra “Stop” escrita en su corazón. Él respondió que los poemas de amor o son tristes, o envidiables... ¡Me pilló! Ahora lo soy para su ataque de mí; cuando me lee y confiesa que si me voy antes, debería morir escribiendo. Sabe que jamás escribo si no hay un tú. <<Untipointeresante>>.

–Debería, es una palabra que obliga, una palabra que se rechaza sin contemplaciones, y un sentido que se echa algún momento de más… –dijo desde la primera conversación.

– Y de menos cuando es tarde –añadí–. Debería acercarme y decir lo que siento. Debería poner las llaves siempre en el mismo sitio. Debería haberle partido la cara, no ver las noticias…

–Debería guardar el orgullo mal entendido y entender que cada segundo es la última vez. Debería hacer de todo, probar todo, menos hacerme daño.

La madre que lo parió.

 –Debería seguir haciendo el amor, besar más a menudo, comer con menos ansia, andar sin contar las piedras, seguir haciéndolo donde se me antoje.

 – Deberías volver a amar toda la vida –dijo.

Los segundos se amontonaron. Escribía y borraba. Hasta que le di al Enter.

–Debería volver a anotar momentos inolvidables por si el olvido se acerca.

Desconecté sin despedirme. Al día siguiente leí:

– ¡Qué dramática! Deberías volver a rimar con Amor y con todas mis estupideces, y quedarte un poquito más en ese estado en el que soy realmente yo, justo cuando aún sin llegarte a besar, se me van cerrando los ojos.

¡Esta es la mía! Me dije.

–Pues debería seguir más sola que nunca y seguir siendo ese desastre lleno de tristeza que todos adoran cuando sonríe.  Ese alguien extraño, abrumador,  sin sentido. Ser ese algo distinto del que, menos el amor, casi todos huyen.

Una semana pasó y cada día nos dejábamos una recomendación con su dichoso debería. El juego ha sido imparable, adictivo.

–Debería ser interminable el último beso. Atarlo con una pulsera invisible.

– ¡Noo! El último no– respondí.

– Debería… no sentir.

– ¡Ahí te quería yo ver!

–En serio.

–No. Es triste eso que escribes– respondí.

–No volveré a escribirlo.

– ¿Y a sentirlo?

No respondió hasta esta Nochebuena, que volví a escribir respondiendo a su saludo. Un simple ¡Hola! Desconcertante.

Saqué fuerzas del teclado y segura de mí escribí:

 –Debería  dejar para después de Navidad  todo esto. O para nunca.

–Eso solo lo dice quien no sabe lo puñetera que es la muerte. Yo...

–…

– ¿Tú? ¡Continúa! –le animé. Pero esperó a la noche siguiente para responderme.

–Debería inducirme a tu estado poético hasta que todo se resuelva y dejar de asignar mis canciones favoritas a quien jamás las bailará conmigo. Y…

– ¿Y?

 –”Deberías encontrarme en cualquier lugar, y ya sabes; nada es casualidad” respondió rápidamente.

–Deberíamos qued….

–Sí: mañana llega el trasatlántico –respondió.

– ¿Estás en un trasatlántico? respondí sintiéndome absurda, pensando que sólo le he visto en fotos y que no le conozco de nada.

–Uno debería tener adonde ir cuando no quiere estar en ninguna parte. Ya te contaré. Estoy deseando conocerte – respondió.

– Genial. Hasta mañana.

Le he hecho la autopsia a la jodida metáfora.

jueves, 17 de diciembre de 2020

Te echo de menos

 

Una mujer como yo, tiene también sus secretos mojados en la almohada. Nunca te he dicho que me da miedo la oscuridad. Siempre me juro no volver a preguntarme ciertas cosas. Como por qué lloras. Una se cansa de la respuesta, No sé. Imagino que eres sensible. Un hombre que me hace sonreír, hablar por los codos, sentarme con las piernas abiertas, y el corazón encogido, beber de la botella, tomar de primero el postre, y para colmo me enterneces, tiene todas las papeletas. Siempre me pregunto qué quieres beber o si quieres besarme o ir conmigo al cine a ver la peor película de la cartelera y pasar la noche juntos, comentando a qué huele el azul de tu mirada. Una se cansa de beber y de tener todas las papeletas para hacerlo sola cuando se le atraganta un beso. Como soy mujer de palabra  volveré a preguntarme si te acuerdas cuando nos conocimos, ¿te acuerdas? Echo de menos mi pelo alborotado,  el aliento en mi cuello, los polvos breves, las caricias largas y todo eso que jamás ha pasado. Echo de menos al amigo al que todo podía contarle. Y no volver a preguntarme cómo es posible que a estas alturas te sigas marchando así. Sin más. Con todas las papeletas para dejarme llorando con la luz apagada.

Cabello de ángel

 

Me lo pusiste a huevo, así que comenzaste tú, Reto de la semana. Estaba moviendo la calabaza y pensé en el destino. Veo caer el azúcar. Ella lo tendrá claro; derretirse y darme un gustazo cuando su destino en el cabello de la trucha termine en mi hocico.

¿Qué será eso que espero del destino? “Mañana será otro día” o el mismo día de mierda. Le doy una vuelta al gato verde, así me recuerda cada diez minutos un destino; la cocina; remover la calabaza para que no se pegue, sobre todo si al azúcar le da por abrazarse al fondo del caldero como si no hubiera mañana. Mi destino es hoy: ootro domingo, otra tarde/noche pensando en mañana: mañana comienzo un curso de inglés porque mi destino es aprender de una buena vez a decir yes, sin morir en el intento. Mañana terminaré el puzle de mierda del barca que me regaló hace tres años mi vigésimo tercer ex. Nuestro destino <<es>> mantenernos al whatsapp para recordarnos alguna vez que seguimos aquí, jodiéndonos al  cada cierto tiempo con un cómo estás, Bien, Como todo el mundo aguantando el chaparrón.

Me falta aire. Mucho. ¿Tendré el virus ese de la tele? Suena el gato. Cinco vidas le quedan, ya verás.

Miro mi ropa, ¿de indigente dicen? Tampoco es para tanto coño, da igual qué me ponga, siempre estoy vestida para la ocasión de vivir y para morir no iré mejor. Es hora de hacer caso al gato verde fatiga que ya suena y remover el cabello de ángel.

Miro la tele, el puzle, la cantidad de polvo que tiene, y recuerdo los polvos que… ¡Calla!

¡Desde luego! Qué me importan cuántos caen si pronto me tocará por destino morir una sola vez, removiendo el caldero, maldiciendo el domingo, pensando en el destino tan incierto, en la cantidad de caminos que me brinda la vida y como toda elección es jodida. Debería de existir un punto de partida y llegada, no volverme loca con tantos caminos. ¿Estaré loca? ¡Ojalá coño! Así no pensaría en el destino.

El chat de Facebook ha sonado, ¿quién será?  Giro el gato con ganas de estrangular a alguien. ¿ Y quién quiere hablar conmigo? ¡Ja! Es domingo y me envían una fotografía de dos zanahorias muy eróticas que de tantos años verlas ya ni me ponen. Estupendo, ahora me siento una vieja verde. Como el gato, de verde claro.

Alguien me pregunta que con quien hablo, yo le digo que siga pensando en el destino mareando la cuchara de madera, en el gato, en su ex y la madre que lo parió, y que me deje en paz, que esta vida es una mierda mientras la mascarilla limite mi vida amarrada de pies y manos por no sé qué destino.

¿Acaso quieres morirte? Muérete de una vez tonta -dice tan como es ella; sonriente, fija, rebuscada y remolida como el cabello azucarado a nada de quemarse que le hace la boca agua. Tan Rosy como nunca. Tan franca que me dan ganas de matarla. Como no tengo ganas de morirme, apago el fuego, pongo la última ficha del puzle y miro al gato con malicia atándole una mascarilla al cuello. Escribo una ja, ja, ja en face (alguien será feliz en domingo) Y respondo falsamente a esa cabrona, como adulta que soy, con los pies en la tierra, a su pregunta de por qué no me muero, ¡Porque no me queda otro remedio. 13/12/2020




viernes, 27 de noviembre de 2020

Me tiene

 

Me tiene loquita este tipo con más cara que jeta: él era tan magia y truco, que me confundía la noche con el café. Tan sálvese quien pueda, que me hacía flotar aunque eso significara poner los pedazos en tierra. Tan espejo de este mi lado, que me daba cosilla mirarlo por si se cumplía aquello de siete años de otra vez sin verte. ¿Y ahora?...ahora soy sus pestañas cuando caen, su beso cuando se aleja, la caza recompensas de te quieros que lancé a la espera de que el amor al arte me los devolviera. Soy esos ojos que me desnudan sin ven(ir) a cuento, pero cogiendo mi mano bien fuerte. Y es mi corazón cuando me pregunta “¿Me quieres?” y yo siempre pienso <<cuando deje de gustarte la respuesta>>.

miércoles, 18 de noviembre de 2020

Tic, tac

 A esta hora exactamente hay una mujer escribiendo mientras un niño está naciendo, o quieta mirando a un espejo… riendo. Justo en este momento hay una mujer limpiando, abriendo un tarro de frutos secos, bañándose, pintándose los labios…pelando papas, afeitando a un hombre, afilando un cuchillo, cambiando una rueda. Ahora mismito hay una mujer salvando una vida, volando a no sé cuantos pies, calculando a cuánto está la última estrella, o el kilo de tomates. Puede incluso que regalando “Cinco horas con Mario” Dictando sentencias, leyendo un predíctor, tomando un respiro, amando como una loca. Quien dice que no habrá una pintando una carretera con tizas, haciendo los deberes del cole de su hijo, calzando tacones, cargando un arma, pensando en mañana, bajando una montaña y tantas otras cosas.

A esta hora exactamente hay un hombre escribiendo mientras un niño está naciendo, o quieto mirando a un espejo…riendo. Justo, JUSTITO, en este momento puede que un hombre esté observando una maqueta para hacer el “Duomo de Milán…” Y puede, y por qué no, que uno esté pensando en el otro con intención de llevarle flores adonde quiera que esté a esta hora.

jueves, 29 de octubre de 2020

TAMBIÉN

 Comenzaré por el final que es como mejor miento. Así nadie me podrá romper en el siguiente olvido. Lo sé. Sé lo que es dejarse la piel en un beso y que no pase nada de nada.

Así que:
Cuando quieras venir a verte, avisa. Verás cómo la sonrisa inunda toda la estancia y los pelos de punta hacen otra fila, y otra fila, y a espera de una caricia montan la guardia.
Así que cuando quieras herir tu mente, recuerda que siempre me alejé con una sonrisa achicando lágrimas. Lo sé. Sé lo que es dejarse el dolor hasta la sequía y que parezca que no dolió la bala.
Sí: en este mi último intento me enamoré hasta las trancas. Y al decir te quiero, al atardecer, sólo el eco respondió con ganas: YO TAMBIÉN, yo también, yo tam… hasta alcanzar el agotamiento, convirtiendo mi corazón en piedra aquel amanecer, que ese día, también tardaba.



miércoles, 21 de octubre de 2020

Tú sonríe

 Cuando vienes a mi mente siempre lo haces con una sonrisa. No recuerdo ninguna fotografía en la que no sonrías. Te llevo de la mano a la escolanía, al cole, a mi casa… o te rescato de Triana antes de que se entere mamá que bailas con Juani para conseguir vuestro primer micro porque tu gran sueño es cantar y bailar. Te pierdo en almacenes Simago y te encuentro donde los discos -qué susto, nunca te lo dije-. No recuerdo a pesar de los años de diferencia que tenemos, mi vida sin ti. Te veo bailando y mostrando tus nuevos pasos. Cuando cambiabas mis letras a tu antojo convirtiéndolas en un disparate que te hacía partir de risa logrando una rima escandalosa. También te veo cuando descubriste aquel verso de Camilo “el pájaro de nieve” y sonrío al recordar la cara de Mari como consecuencia. A Tere de escudo por si acaso y a Ada tronchándose a tu lado agarrado su tripita cómplice de tus perrerías. Preguntando “qué tal lo hago” esperando nuestra aprobación.

Ya te digo: no recuerdo mi vida sin ti. Siempre has estado con esa sonrisa tan tú, y hoy, ¿qué te digo?: que feliz cumpleaños, que la rima del cinco será otro motivo para reír y que me viene la idea de que quizás, hasta fuiste tú quien la inventó. Canta Adán, baila, ríe…ríe siempre hermano. Te quiero



.

martes, 13 de octubre de 2020

Mientras tanto

 Dos años hace que se me murió un poema, y -¡qué cosas!- soy yo quien reza un nomeolvides... Hay una epístola que reza -sentencia de mi mala suerte- <<El día que no escriba dejaré de quererte>>. Mientras tanto sonrío a todo lo que sigue sucediendo cada vez que sueltan a la luna.

viernes, 2 de octubre de 2020

Estado de grito

 Aquel aroma se fue metiendo por mi piel…por mi sangre hasta los huesos. Entonces comenzó a mezclarse con el olor de la soledad y la tristeza… Ahora huele a te echo de menos, pero te juro que no soy yo. Yo tengo un aroma estable dentro de la gravedad.

lunes, 21 de septiembre de 2020

Anda

 

¿Puedes salir a jugar? Juguemos a matar ratos. Yo bajaré mi bolsa y algo de regaliz.  Trae un chicle de fresa, enrédame con tus dedos. Cuéntame hasta diez, caramelos, si lo precisas, y seré ese lugar remoto que te queda tan bien aunque tengas prisa –el chicle es para compartir-. Llámame que ya bajo. Réstame lagrimitas, 3,2,1, como si sólo con desearlo se fuera a poder cumplir. Ábreme poesía, y no te burles de mí cuando no cuadren mis rimas, tonto, del calcetín a la rodilla, antes que den las en punto, asonantes, del reverso y yo me tenga que ir. Y te plante un, No te ajunto, Que no se vuelva a repetir, ¿Jugamos mañana? Venga, Ya quedamos si eso.

Y cuchichea en mi oído:

–Anda. Pásame otro beso.


domingo, 20 de septiembre de 2020

PERO SI NO.

 Pero si no:

No anotes en mi calendario los besos que quieres darme. Deja de apartarme de los brazos en los que puedas imaginarme. Y si es sí, dímelo, ahora, porque el futuro no existe si se mendigan abrazos a corazón expuesto. Claro que si es no, yo sabré detener tu nombre e irme ocupando otro puesto. Pero si sí, ven, ven a buscarme antes de que por agotamiento la paciencia sea un simple pretexto. Porque si es sí, nadaré en tu boca como nunca nadie naufragó en tu cuerpo, siendo esa amante que jamás creíste sentir, como tú lo has hecho. Claro que si dudas y prefieres un no, déjame así, créeme, que sé muy bien cómo hacerlo, y me llevaré esto que ya se va llamando dolor a otra parte. Porque si es no, me alejaré quedándonos así, juntos, al roce del sin querer como antes, sin gemir ni un solo latido, aunque siga latiendo.

viernes, 18 de septiembre de 2020

Néstor Dámaso del Pino

 

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'¿Yo?... pagaría al mejor postor, si minimiza lo que me mata y mata lo que me hiere'. (Rosy Robayna).
Rosa María del Pino Robaina Campos.
Teror, 15 de septiembre 1968. Gran Canaria.
Escritora canaria.

Realizó el Curso de Acceso a la Universidad (Humanidades Aplicadas a las Ciencias) y cursos de idiomas, alemán e inglés, así como Grabador de Procesos de Datos, entre otros.
Empezada la carrera de violín (1988), en el Conservatorio Superior de Música de Las Palmas al tercer año por motivos de salud. Continuó hasta el año 1990 impartiendo clases de folklore canario en diversos centros concertados de la capital.
2017 - 2018, ha participado en cursos literarios en la Casa Museo Pérez Galdós, impartido por Santiago Gil, y en 'Ámbito Cultural' de 'El Corte Inglés', con conocidos escritores canarios.
Escribió su primer poema 'Manos de muñeca', a los nueve años, manifestando su talento literario desde temprana edad.
En 2016 retomó la escritura y abrió un blog, 'Pienso, luego, asusto'. Y en 2018, otro, 'Sigo cuerda de remate', publicando en facebook hasta hoy.
Mención honorífica de la 'Asociación Mujer Canaria Siglo XXI'.
Participa en el grupo literiario Club de los Retos de Dácil.
Colaboró en el poemario 'Mujeres 88' (Beginbook, 2017) 'Asociación AOC'.
Sueños cruzados (Agencia del Libro, 2018) es su primer poemario, junto con su hermana la poeta Ada Robayna.
En enero de 2020 'ediciones Aguere Idea' , publicó su primera novela, 'Apunta adonde duele, que todo estará bien'.
Texto biográfico:
Rosy Robayna Campos.

martes, 8 de septiembre de 2020

Verdad de la buena

 Aquí yace una verdad que ya no se pudre dentro, dicha con sentimiento y algo de sinceridad. Disfraz de cualquier febrero, amor de una navidad, dolor de algunos senderos, que en letras tú leerás. Y no es sentir por sentir este rabiar por rabiar,es mi forma de decir que vivo en continuo combate. Mas no vivo por vivir -¡qué va!- que sigo cuerda de remate.

jueves, 3 de septiembre de 2020

Ella

 Me peinaba con la delicadeza de las hadas y pintaba y pinta, una sonrisa en mi cara. Fue mi maestra en eso de ser niña y mujer y cuando nos encontramos en la madurez; seguimos tan cómplices como antaño. Ella ya no es la mayor porque todos hemos crecido, pero sigue siendo parte importante del quinteto que me sostiene.




domingo, 30 de agosto de 2020

Por lo demás...

 Cuando cambiamos las palabras, cambia el estado de ánimo. La pandemia psicológica es mucho más peligrosa y agresiva que el bicho en sí, No llegamos,No hay trabajo, No hay dinero,No hay recursos, Dicen que dijeron que dicen, Vamos a morir todos. La gente terminará creyéndoselo.

A ver si los de Sanidad(Señores de Sanidad, que es que no paran de hacer un llamado a imágenes y emociones totalmente negativas) les recuerda que es perjudicial para la salud su mal rollo a los tipos a los que les pagamos por sentarse en un escaño, y se creen con el derecho a bombardearnos de estupideces, que lejos de ayudar hacen el efecto contrario. Y entre las nuevas normas conste en el BOE no tratar como estúpidos a los españoles.
Mientras tanto yo seguiré cumpliendo como ciudadana, y todas sus consecuencias.
Por lo demás: La familia bien. Gracias.

viernes, 28 de agosto de 2020

¿Quedamos?

 

¿Quedamos?, Si, pero… espera a ver qué conviene, Que miro en mi agenda repleta de sueños y le subo el vuelto a las pesadillas, negándolo todo, tachando al amor, ¡Ay, no, espera!, que anoto al amor en primera fila digan lo que digan y sí, nos vemos, cuando quieras, cuando puedas, muy pronto nos vemos en el mundo que viene.




sábado, 1 de agosto de 2020

No me callo.


Dirás que tenía cara de pilla o de malas pulgas, pero ese día me sentí traicionada, tan pequeña y soleada, que las sombras de mi vestido de chiquilla aguantaron el llanto vistiendo mi <<ya creceré>>.

Yo era la repetición eterna de la misma historia; el final feliz que siempre estaban esperando.

-¡Calla niña estúpida! -fue el primer dictado- ¿Me quieres decir de dónde sacas lo que sacas? -Eso me dolió. Como lo hizo cada bautizo durante mi adiestramiento: Guapa, Niña, Débil, Mujer, ¡No lo sientas!, Lo siento, ¿Cuándo entenderás que viniste a crecer con fundamento porque yo lo digo?, Y baja tu vestido mientras juegas a que juegas a mi juego, o te reviento…

No tenía nada que hacer contra ti. ¡O sí!

Ese día afilé mi única arma muy escueta. Preparé mi entrenamiento y escondí mi libreta, donde jamás una goma dictara mi forma de ser. Y es cierto si te digo que miento porque pensé en vengarme, pero no estaba dispuesta a ser el corazón de un poeta que acude a su propio entierro.

Y crecí lo que crecí. Ahora métete con alguien de tu tamaño.

Así que háganse un favor y aléjense, si no tienen intención de conocerme. Que yo sigo siendo yo cada vez que sueltan a la luna, porque a mí los poemas jamás me han traicionado.

Y a esas personas que han venido a mi vida para recordarme que venimos al mundo a llorar, ahogando el grito, les digo:

Soy – no les quepa duda- desde ese día, mal ejemplo y buena compañía.

Ahora di “¡Calla!” cuando menos lo espere, o te venga en gana, que saco punta cuando a mi risa le queda pequeña tu talla, afilando la repetición de la misma historia. Escribiendo hasta reducirla como a la madera la carcoma, cada luna, -y mira que hay lunas-, el final feliz jamás escrito que conservo en la memoria.

jueves, 23 de julio de 2020

Pi

Sí, Pi tiene un valor de 3,14..., y la belleza está en el interior,o será que pienso lo que siento, No viene a cuento pero:
He terminado de hacer la talega de terciopelo negro. En cada puntada, empapada en lágrimas, me iba despidiendo de ti con firmeza, Se acabó el juego, así comenzaba mi carta, Cada vez que escribo me acuerdo de ti, así terminaba.
Mira que ya ocupabas en el ranking de mi Whatsapp el número 33 de la lista. Sí, los había contado. A las 03:03 de esta madrugada vuelves a ocupar el primero.
¿Quedamos?
Dame una hora.
Ok.
Me cabrea que me despiertes e ir conduciendo escuchando el mismo tema de Gonzalo. Son más de las 03:00, ¡Qué se habrá creído!
Toco a tu puerta y tú me tocas con la mirada. Deposito la bolsa de mis puntadas doloridas sobre tu mesa, escrutándola igual que la última vez; el mismo libro de juegos, un paquete de galletas que jamás son a nuestro gusto, dos copas besadas, una hasta el fin y otra con un cerco de carmín inacabada, y las colillas tibias, testigos de tu mala suerte porque, seguramente, alguien te ha jodido con un “No”.
Te acercas a esa distancia insoportable a la que se acercan los que jugamos con el amor y salimos perdiendo apretando una caricia. Y no hay libro que describa cómo salir ilesa de este juego que me hiere la sonrisa.
Lo hacemos. Despacio con mucha prisa. Como locos que devoran con la boca un huracán con presura, con un quejido que lo dice todo cegando todas mis dudas. Como animales a los que un simple rasguño les cambia toda la vida, con un rugido de tu aliento me puede(s) después de las 03:03 y lo que surja.
Más tarde mi coche se arranca: “Soy bellisimo”. Mi pie no suelta el embrague pensando en esa despedida; tu palmadita en mi espalda que ahoga mi plan malvado de llamarte Amor.
Noto la talega negra en mis muslos, empapada, No, no hay letras suficientes, pero deberían de existir.
Lo único que queda de mí, está en esa tu mesa; un cerco de intenciones saladas que cosí en cualquier momento intentado entender el por qué la tercera no es siempre la vencida por cada vez que lo intento, Será que una coma despliega el desfile de un sin salida. Y aunque a cuento no viene: será que la belleza de mi interior está totalmente rota un -3,141516… por dentro.

martes, 21 de julio de 2020

EL GOLPE NO ES LO QUE DUELE


¿Alguna vez lo hiciste?, –quererme digo-, con tu maravillosa declaración de intenciones al recorrer mis escotes diciendo, Calla, No te vistas así. Te quedarían mejor menos flores y ese verde cámbialo por gris, ¿Qué ola se atrevería contigo si te amo y bendigo, en las horas de luna de hiel?
Llenaste mi cuerpo de semáforos morados. Formaste un escándalo de tejados matando mis alas. Volabas en fuselaje entusiasmado. A mis hijos, los sentenciaste en otra dirección dejando estéril lo que ni disfrutaste a tu paso, arrancándome la piel para tu ego de un rato. Redoblaste mis esquinas en nombre de tu único y mísero nombre vendiendo sin farolas muerte en la vía recta. Aprendiste a no disculparte y culparme cada vez que las tormentas te alcanzaban. Olvidaste que lo imposible también es necesario…y ahora que ya es tarde, me toca recoger mis raíces. Tomar otro rumbo.
Me falta aire criatura Voraz y Veraz. Arma de destrucción invasiva. Naufrago, que esconde su basura por mi órbita.
Estoy a nada de sacudir tu rabia, placa a placa... de volver al desierto a llorar y llorar.
Puede que mi único defecto seas tú.
¿El golpe no es lo que duele? Dime:
¿Mereció la alegría?
¡Ay! Jamás negaré el breve vivir de los mortales. Cualquier martes a medio día.

miércoles, 15 de julio de 2020

Y duele el alma


Dicen que es del tamaño de un puño este músculo que duele, ¿Del puño de quién?
 Todas las veces me he convencido de que no cabe una más.  Intento acomodar cada herida en este pequeño corazón hecho a saber a qué medida. No recuerdo cuándo comenzaron mis latidos a organizar las despedidas, son tantas en tan poco tiempo, con ese desorden de prioridades que tiene la muerte dejándonos con el alma helada.
Me siento tan frágil que creo que si me dieran el abrazo que agasaja cada lágrima dolorida, y ahora se nos niega, me quebraría en mil pedazos. Mil, por decir una cifra, ya que todo se mide, se enumera, se encasilla, se calcula… La misma cantidad de heridas que forman todas las partidas a las que me enfrento con el puño cerrado, a corazón abierto.

viernes, 29 de mayo de 2020

Videollamada



Ay, cuando anunció la telebasura que se creó una criatura, y también el canariasiete que si lo dicen ellos, será verdad o mentira, como cuando murió Chanquete.
Y me pilló de sopetón esto de estar confinada, ni una Bíblia en toa mi casa. Sólo el libro de Dalí y el cine, el que se desdibujaba.
Llamé corriendo a mi hijo, Anota bien por ahí: azúcar y gofio de millo, manzanilla, vino y un paquete de maní. ¡Ah!, y otro de papelillos. Trae agujas, una muñeca. Sí, yo sé lo que me digo. Y lleva de paso a tu abuelo, la jarra de caramelos que no le dejarán salí.
Con la misma que colgué llamé al cura de mi barrio, por si había algo que hacer, Si no me da la comunión, maldita sea mi hora,  deme la extremaunción, que si el diablo está Casado llegará antes el hambre que el virus que sale en la tele.
Mi hijo vino con vino, pan, leche y azúcar, una harta de papel pal baño, como pa´ tupí un retrete. Una table, un portátil, velas y hasta cerillas, fósforos, tú ya me entiendes, por si la cosa pintaba más que mal, jodiila, y había algo que alumbrar, Ma: no sé, cuatro paquetes de velas por si La farola del mar. 
Y dijo con mucho pesar, Mamá, mira, ve al golpito, así se maneja el guasá, el yutú, el LABC y el istagran…
También me aconsejó mi chiquillo, que en el veinticuatro horas, leyera como si se tratara de hacienda, muy bien la letra pequeña, que resumía al dedidllo el caso de la pandemia.

Así que cancelé mi vida por esto del ufo o el virus, a saber qué coño ha sido, y logré con mucho apuro, hacer una vídeo llamada.
-Chicas que no nos morimos, si  rezamos yo confieso –advirtió la Magdalena.
<<Malamente empezamos>> pensé atándome el pelo con un noris del dos, o el cuatro, mirando en la televisión a un tal; no sé qué Simón, que tenía toas las papeletas pa´ ganarse cielo y sueldo, que daba el listado de muertos y hablaba de los contagios, como pa´ mí sola, sin batiburrillo ni cantaletas.
-Con eso no vengas con eso, que al del Soe preocupa´o, se le viene España encima -dijo la Mariacristina con la manita en el pecho fingiendo estar compugida.
La fogalera de Marta, viendo La que se avecina, gritó, Pues que tiren de la manta. O mejor de la cortina.
Magdalena apunto de lágrimas, con un rollo de papel, se iba sonando los mocos interviniendo otra vez:
-¿De qué cortina me hablas? Estás como una caracola. Si ahora en la fase dos, me plantan un listón negro que me causa depresión. A la hora de la novela, durante to´ el telediario. Si ya veo el noticiario más negro que el carbón, y encima no entiendo na´ del politiqueo del corazón.
Y así, sin darnos cuenta, entramos en discusión, Que si asesino, que si once eme, que si sí, pero era no.
-Fuerte lío están montando, si ésto no hay quien lo entienda, -dije más bien como pude porque el guifi, o lo que fuera, fastidió mi conexión.
Retomando la llamada la cosa andaba escaldada.
-Nos ataca una pandemia y estos pierden la razón -negaba con la cabeza la Marta en su explicación.
-El tino, pierden el tino, echando en cara que nunca el agua convirtieron en vino. ¿Tú qué dices, estás conmigo? repetía Mariacristina, nuevamente compugida, alzando menos la voz.
-…
-¿Yo? vaticino lo peor -sentenció la compugida.
-Ya salió la enterailla -cómo odio a las profetas-, hágale caso al Illa  y no al de más cara que jeta –dijo la Marta muy seca dividiendo al grupo en dos.
-Dios me asista, dios me asista, que hasta dicen los de ciencias, Tres horas de digestión por cada una de noticias -decía la Marta aterrada mirando el televisor.
-¿Dios te asista? Si, Señor: que sea con mascarilla que si seguimos así, volvemos a la peseta -se reía la Magdalena entre tripa y corazón.
Con mucho susto en el cuerpo leí la letra pequeña que mi chiquillo me dijo:
-Ay que me da una perreta, que dice el veinticuatro horas que graban las videollamadas con detalle y precisión.
- ¿Por si hay un golpe de estado?- Preguntó Marta asombrada.
-Será por la ley mostaza y la falta de educación –respondió la Magdalena con una fuerte convicción.
-O será que  se queja poco ese de la oposición -dijo Marta asombraíta pensando en perritos calientes.
- Hasta mañana mi gente –dije- Mañana será otro día que ya estoy sin batería.
-…
Y la cacho conversación sin querer quedó grabada. Jodida vídeollamada. ¿De ésta iremos a prisión?


jueves, 14 de mayo de 2020

Querida Katherine Hrdalo

Querida Katherine Hrdalo:
Estoy paralizada en la cuerda floja del primer escalón. Aquí me detengo en la página diecinueve de mi borrador porque he perdido el Arte del Miedo; escribir como las locas.
¿Será que el cuerdo escribe como los cuerdos y el escritor locamente? Yo digo que sí.
Mientras los asnos ocupan el cielo, he alcanzado el deliro. Una tremenda inutilidad quiere acabar conmigo, y mira que he padecido muertes intermitentes durante mis cincuenta y un años de recorrido hacia la muerte.
Las musas, ángeles de mi desgana, no soportan a esta endeble que niego tres veces y me suplican, Sube, no mires atrás o serás sal.
Todos mis esfuerzos han sido estériles.
Esta estación, tiene la llave de la cárcel de puertas abiertas que me custodia. Condena a mi corazón a latir al compás del toque de queda, mientras mis venas se corroen susurrando, Todas las noches son el día.
Cae la tarde Katherine, y me derrito entre lágrimas suplicando:
Volver a poner los pies en el bendito infierno donde el hambre y la ardentía gritan ignorados.
Que vuelva el puro Arte del Miedo al que enfrentarme como única salvación.
La gloria de lo incierto que antes padecía.
Y, que mi teclado deje de gritar una y otra vez, Ese cielo raso era mentira.


Un saludo. Y salud.  

viernes, 24 de abril de 2020

Ni sabrás

Tú no sabes cuántas veces te he escrito, ni cuántas más las que te recuerdo. No sabes que entras en mi cama a cada rato y vuelves a ser feliz, y volvemos. Tú no sabes la de veces que paseo tu calle y miro a tu ventana, a veces creo verte al otro lado. Tú no sabes ni sabrás, que sonrío cuando te hablo imaginándote a la mesa y que a veces te pongo el cubierto por si regresas. Tú no sabes la de veces que he hecho tu maleta y la he desvarado y vuelto a colocar, porque no sé deshacerme de tantos recuerdos; como tus fotos que siguen ahí, y no sabes que hasta las beso antes de intentar dormir.
Tú no lo sabes, o sí…qué es no saber acabar un final, que me entierren sin mí.

jueves, 23 de abril de 2020

Quizás

Quizás la poesía es como un gato:
 Crees que la acaricias cuando tú quieres. Ronronea entre tus piernas. Se acerca a tu cara mientras duermes dejándote sin aliento. Salta de impresión sin motivo aparente por cualquier sinrazón. Crees que eres tú; quién, cuándo y dónde o por qué.  La sientes a miles de kilómetros cerca de ti. Aparece cuando le da la gana. Se deja caer cuando quiere. Y se va. Y vuelve. Te araña, te lame, te busca, y rebusca, y no -no señor- no se pierde ni por un segundo. Se distrae con lo que sea. Se ensimisma con los detalles: de sencilla a coqueta. De sutil a indiscreta.
Sabe siempre cómo regresar a casa, pero no sabes dónde ha estado, adónde fue ni por qué ha regresado.
Tan libre que  prefiero que me haga llorar ella a que lo haga el mundo.
  Claro que aunque yo lo sienta así, nunca hace prisioneras, -¿o será que sí?-
Será, -con diferencia- que no es traicionera, ni tan gato, y la muy mimosa me escribe. Siempre me escribe.Y jamás se justifica.

miércoles, 22 de abril de 2020

Me gustaría

Me gustaría beber un whisky con alguien que me escuche.
Hablar hasta…desahogar hasta…hacerlo hasta…y luego... Pero no me gusta el whisky.


22/04/2018

lunes, 20 de abril de 2020

¡No tengo cabeza!


“¡El que piensa, pierde!” era nombre de un juego imaginario de un grupo humorístico.
Es una crueldad dejar a una mujer sola con sus pensamientos. Conste que no empecé yo.
“Estoy triste, tan triste, tan triste, que no tengo fuerzas ni para decir: ja,ja,ja”. Preocupada por el futuro del futuro, miro a la ventana sin asomarme porque la añoranza quiere arañarme. De todo este follón mundial que no sé, ni sabré, cómo cuernos comenzó, hay algo que me mantiene un pizco despistada: me pregunto por qué sonríe Pepepijo.
La risoterapia estaba de moda como antídoto para la tristeza, la depresión y cualquier etcétera que rime con <<estoy mentalmente contradicho con las/mis, buenas emociones!).  Fuerza el gesto y verás que el cerebro se hace un lío del copón y comienzas a sentirte mejor. ¿Será eso? Cierto que buscarle la gracia a la desgracia también suele funcionar a riesgo de que alguien te parta la cara por sentirse burlado, o que sonreír al enemigo hará que lo flipe. Y sonreír cuando eres un líder último modelo puede ser la reostia (sin hache para poder no blasfemar). Viva la chulaterapia.
O será como dice la canción que “este mar guarda cada vez más barcos hundidos” o que no tiene carta de salvación el culpable y es por ello que sonríe Pepepijo.

Mi cocorota cambia sin más de tema pensando eso de qué será del futuro del futuro.
¿Qué será eso que me visita cada noche, y duele? Algo así como un dolor de franqueza destilado. Un, de repente.
Ya me imagino en Triana: mi sombrero peruano muertito de fatigas al ladito de otro panamá, que me mira con recelo a ver quién recita mejor un poema, o toca mejor la guitarra, o se hace el muerto o la estatua, o lanza palos, pompas de jabón…o balas… mientras siento  que en la recámara de  mi rebuscado cerebro, mi vieja radio susurra que “la pena está bailando con el llanto” Así que estoy siguiendo un tutorial heredado de mis ancestros, y que jamás pensé tener que aplicar, de cómo hacer corazones que  sean fuertes como el mar que nos rodea y nos toca suavemente; a prueba de discursos indiferentes, verdades ocultas, dolores de franquezas y engaños transparentes.




domingo, 19 de abril de 2020

importa tanto


Aquí estoy en la pileta restregando calcetines, las sábanas en añil, los pañales al sol y sólo se le ocurre decir que le compre una caja de ambrosías para llevar a sus amigos de Vichy, y mi lavadora para la vuelta del viaje. A quién coño se le ocurre poner nombre de colonia a una ciudad, pedazo de horteras, y encima le digo que arregle el enchufe y me funde los plomos, se carga el estabilizador de la tele y le echa la culpa al transformador. Tener un hombre en casa para esto. <Cásense mis hijas> -decía Pino la comunista con recochineo. ¡Qué se marche, qué me deje tranquila que ya lo decía mi madre con ese tono que solo las madres saben dar! : <Mira Rosa que te hartarás y cuidado con lo que deseas que la divina providencia lo cumple, y desearás tenerle bien lejos> ¡Ay mamá, qué razón tenías! La providencia esa se cachondea de las peticiones de una y cumple lo que le da la divina gana, si lo sé yo, que hasta por una inyección que le puse armó la de dios y tuve que ponerle un kilo de algodón en el culo por una gotita de sangre. Nada, sigue frotando sus calcetines Rosa, que en nada se va y a la vuelta te traerá un suvenir de esos de París de los que él cree que te gustan, para limpiar estanterías hasta aburrirte: un rosario de Notredame, una estampita, un puzle, otra maqueta de la jodida catedral que seguro que es fea, oscura, gris y huele a moho. No, seguro que es preciosa pero nunca me lleva con él porque cómo <es por trabajo>… Aunque en realidad no me importa. O si. Sí que me importa, tanto como quitarle la mierda a estos calcetines que tienen que estar listos para mañana.


domingo, 12 de abril de 2020

COMO LA MUERTE MISMA.



Nunca me gustaron las flores lejos de sus macetas, al corte, moribundas ni en un ramo esperando la muerte.
Ni entre hojas de un libro desnutridas aplastadas sin piedad, emulando amor –y ansiedad-.
Nunca entendí el por qué de las flores agonizando en tus manos, y tu sonrisa sincera esperando mi complicidad.
Ellas vistieron la mesa, el altar y el luto fingido, adornaron la losa pálida de la oportunidad que perdimos, el cabello y el escote, las alfombras del corpus, los pies al paso de la novia, las malditas primaveras.
Claro que no era la vez primera que ellas pedían perdón en nombre de una traición o asilo en mis veredas.
Este ramito de rosas de cadáveres en flor, en ved de oler a podrido, huele a amor eterno y frío que a veces yo resucito –y detesto-, por exceso de calor.
Aquí dejo las dos primeras, y una epístola que reza -sentencia de mi mala suerte-: Cuando estas rosas se pudran dejaré de quererte.