Sí, Pi tiene un valor de 3,14..., y la belleza está en el interior,o será que pienso lo que siento, No viene a cuento pero:
He terminado de hacer la talega de terciopelo negro. En cada puntada, empapada en lágrimas, me iba despidiendo de ti con firmeza, Se acabó el juego, así comenzaba mi carta, Cada vez que escribo me acuerdo de ti, así terminaba.
Mira que ya ocupabas en el ranking de mi Whatsapp el número 33 de la lista. Sí, los había contado. A las 03:03 de esta madrugada vuelves a ocupar el primero.
¿Quedamos?
Dame una hora.
Ok.
Me cabrea que me despiertes e ir conduciendo escuchando el mismo tema de Gonzalo. Son más de las 03:00, ¡Qué se habrá creído!
Toco a tu puerta y tú me tocas con la mirada. Deposito la bolsa de mis puntadas doloridas sobre tu mesa, escrutándola igual que la última vez; el mismo libro de juegos, un paquete de galletas que jamás son a nuestro gusto, dos copas besadas, una hasta el fin y otra con un cerco de carmín inacabada, y las colillas tibias, testigos de tu mala suerte porque, seguramente, alguien te ha jodido con un “No”.
Te acercas a esa distancia insoportable a la que se acercan los que jugamos con el amor y salimos perdiendo apretando una caricia. Y no hay libro que describa cómo salir ilesa de este juego que me hiere la sonrisa.
Lo hacemos. Despacio con mucha prisa. Como locos que devoran con la boca un huracán con presura, con un quejido que lo dice todo cegando todas mis dudas. Como animales a los que un simple rasguño les cambia toda la vida, con un rugido de tu aliento me puede(s) después de las 03:03 y lo que surja.
Más tarde mi coche se arranca: “Soy bellisimo”. Mi pie no suelta el embrague pensando en esa despedida; tu palmadita en mi espalda que ahoga mi plan malvado de llamarte Amor.
Noto la talega negra en mis muslos, empapada, No, no hay letras suficientes, pero deberían de existir.
Lo único que queda de mí, está en esa tu mesa; un cerco de intenciones saladas que cosí en cualquier momento intentado entender el por qué la tercera no es siempre la vencida por cada vez que lo intento, Será que una coma despliega el desfile de un sin salida. Y aunque a cuento no viene: será que la belleza de mi interior está totalmente rota un -3,141516… por dentro.
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