domingo, 26 de marzo de 2017

Olvido

Aléjate todo lo que puedas. Sigue fingiendo indiferencia. Ensancha tu orgullo del que eres esclavo.
Te hará falta más que fingir que no te quiebras y francamente, llámame ilusa o terca pero…no habrá distancia que procure esa cura, el temor del  que te aquejas. El olvido no será veloz, ni el antídoto ni el remedio tener conciencia. Ve. Inténtalo. Ya sé la respuesta, pero no olvides que en el olvido, tienes la sentencia.




Llora poeta

Llora el poeta y la mujer que lleva dentro:

Nací aspirante a poeta, creí en cada romance, verso y que el amor contiene todas las recetas. Me atrapaste en tus estrofas como en una telaraña en la que cae la lluvia y la peor de las tormentas. Ahora mi oficio es  olvidarte, escribo, y lo único que  consigo es ahogarme en letras.



sábado, 25 de marzo de 2017

Julián

Lanzaba cada día el biberón desde su cuna al terminar el desayuno y el resto de leche y gofio se extendía por toda la habitación. Sonreía agradecido mientras yo le miraba aguantando la risa con cara de enfado y él babeaba el último sorbo. Le tomaba en brazos y cruzábamos las miradas retándonos a ver quién reía primero, guardaba el eructo para ese instante, ese del cara a cara en que jugábamos a ver quien se quería más, y volvía a sonreír. Mientras le lavaba la cara, en el lavamanos,  le soltaba el sermón del “eso no se hace” pero él metía sus manos hasta el codo mojando todo lo que pillaba. Luego le cambiaba diciéndole que algún día mis nietos le harían lo mismo y le abrazaba suspirando en su cuello, queriendo atrapar en mis pulmones su aroma a mi niño. Durante todo el tiempo solo sentía ganas de abrazarle. Ayer me sentí mareada y me ayudó a sentarme.


martes, 21 de marzo de 2017

Poesía

Tiene todas las virtudes y mis mayores defectos.
Cómplice de mis sensaciones; juez de una sola sentencia.
Obligada a pronunciarla, a quererla como a nadie, me incita y seduce, me hace llorar y extrañarla, provocando en mí desgana, como hoy, en este instante,
que resucite del fango, del negro que me acorrala, del seco aliento que queda, de mi sonrisa apagada, del peor de mis acentos, quien en mis letras confía:
 La bendita poesía