Tiene todas las virtudes y mis mayores defectos.
Cómplice de mis sensaciones; juez de una sola sentencia.
Obligada a pronunciarla, a quererla como a nadie, me incita y seduce, me hace llorar y extrañarla, provocando en mí desgana, como hoy, en este instante,
que resucite del fango, del negro que me acorrala, del seco aliento que queda, de mi sonrisa apagada, del peor de mis acentos, quien en mis letras confía:
La bendita poesía
No hay comentarios:
Publicar un comentario