Lanzaba cada día el biberón desde
su cuna al terminar el desayuno y el resto de leche y gofio se extendía por
toda la habitación. Sonreía agradecido mientras yo le miraba aguantando la risa
con cara de enfado y él babeaba el último sorbo. Le tomaba en brazos y
cruzábamos las miradas retándonos a ver quién reía primero, guardaba el eructo
para ese instante, ese del cara a cara en que jugábamos a ver quien se quería más, y volvía a sonreír. Mientras le lavaba la
cara, en el lavamanos, le soltaba el
sermón del “eso no se hace” pero él metía sus manos hasta el codo mojando todo
lo que pillaba. Luego le cambiaba diciéndole que algún día mis nietos le harían
lo mismo y le abrazaba suspirando en su cuello, queriendo atrapar en mis
pulmones su aroma a mi niño. Durante todo el tiempo solo sentía ganas de
abrazarle. Ayer me sentí mareada y me ayudó a sentarme.
Ayyyysss que bonito.❤
ResponderEliminarNuestros niños hermana!!!!
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