lunes, 29 de noviembre de 2021

Me suena

 

¡Un brindis!: ¡Por los amigos del nunca acabar!

 

Me mira; o mira un punto en la lejanía, pero me incomoda. Soltamos las copas al escuchar al resto reclamando la comida a carcajadas.

Vuelve a mirarme.

-No estoy llorando- le digo-. ¿No ves que es la cebolla?

Va a lo suyo.

Refunfuño bajito y ni se entera, No; No es por el leñazo que me acabo de dar con la puerta de la alacena mientras tú me miras. Y sí; estoy bien; aunque ni preguntes., Qué feo eres cuando no me miras!, pienso.

Nada. Está concentrado en la tabla, picando tomates. Mezclándolos con crema de leche me salpica.

¡Al fin resuella!

-Imaginas si te ven así en este momento -dice sonriendo.

-Sí, quedarías genial machote; y yo a saber -respondo lamiendo el goteo y paseando mis dedos por los labios provocándolo. Pero nada-. Vamos que están éstos esperando.

Le miro a la cara. Me suena, y recuerdo que fui tras él  y nos quitamos la ropa. Y nada. Terminamos… bueno… terminamos en un, Aquí no ha pasado nada. Porque sé leer sus silencios y todo lo que sigue tiene que ver con querer de otra forma.

Me uní al grupo como cualquiera de aquel montón de gente, así como por categoría: quien la caga y se disculpa, un sitio donde estar, quien avisa de que tienes tomillo en un diente, una palmada en la espalda, un sonido concreto; un adiós intermitente.




martes, 5 de octubre de 2021

Siempre juntos

 Anoche hablaba con unos amigos sobre lo que escribo y por qué lo escribo. Uno de ellos me amenazó diciendo que la mejor forma de joderme, como futura escritora, sería descubrirme ante las redes sociales, desmentir que estoy aquí sentada ante un cigarrillo que se apaga humeante llenando el habitáculo de humo, llorando un pasado que aún duele. Deseando un futuro que no llega. ¡Qué hijos de putas pueden ser algunos eh! Espero que al menos cobren treinta monedas, o algo, y nos alcance para otra copa.

lunes, 19 de julio de 2021

FRANCAMENTE.


 Yo estaba dispuesta a matarte.

Hacerlo a besos y mordiscos.

Hacerlo de pie y en la cama.

A la mesa - y por qué no- desnuda o armada

  entre tu caza y mi rendición.

Dejé pistas en todos los rincones.

Yo misma llamaría a urgencias.

Y vas y me dices

que soy demasiado.

Desde ese entonces prefiero a la gente

que promete algo  que no puede cumplir. 

domingo, 18 de julio de 2021

A tu pregunta:


¿Por qué la gente está loca? Pues mira: nacen libres de prejuicios, pero horas más tarde los obligan a sonreír, a que se unan a la fiesta. Es la forma que tienen de aparentar felicidad. Y ponen un reloj a su lado. Luego aprenden a amarse como los aman los demás, y así les va; buscando la felicidad en los otros, tan egoístas como sí mismos. La libertad se convierte en un disfraz que te dice: cómo vestir, hablar, qué comer, qué te tiene que gustar… cómo actuar. Destruyen todo a su paso y no aceptan equivocarse. Riegan el Amor de miedo y a la Indiferencia la secan al sol –¡con la peste que da!-. Limpian sus culpas plantado un árbol después de haber arrasado un bosque. Luchan por sus derechos, pero no los ejercen –y mira que comprueban, genéticamente, que no nacen con el don de destrozar vidas-.
Y un día, después del duro trabajo, te das cuenta que te enseñaron a no ser capaz de hacerte cargo de tu propia vida. Pero no lo aprendiste. Observas tus manos, triste ser humano, desgastas las canas y deshaces los sueños, y te ves hablando solo con un árbol que creció libre y sin miedo, al borde de un abismo. Y entonces le preguntas que si la gente está loca.

Te recuerdo

Hoy me acordé de ti como todos los días. Aquel roce del sin querer para que jamás nuestros codos se separaran. Cuando sonreías y me descubrías mirando y yo esquivaba la cara pero nunca la mirada, que se quedaba clavada en tus infinitos ojos negros. Me gusta pensar en ti y en tus carcajadas contagiosas, en como de repente cambió tu cara para robarme ese primer beso que se repite en mis recuerdos, con los ojos cerrados y los brazos abiertos, a veces con pasión, y hoy ruego por compasión. Aún recorre mi cuerpo como un fuego que arde y no quema. Hoy tengo un Reto conjugado de esta manera «El tatuaje se deslizaba sobre su piel, retorciéndose y cambiando de forma...»; como el beso primero que no olvido, ni el siguiente ni el último, que recorre mi mente y consuela mi alma, recorriendo mis labios, secando mis lágrimas antes de tu temprana partida.

Teoría del Todo.

 



Qué ignorante creer que soy distinta si la premisa es que somos iguales (¿probable, posible?)

Cuando me partí la sesera contra la puerta grande me dije: bienvenida al mundo real, hemos llegado por fin a este extraño planeta que no toma en cuenta la cantidad de atardeceres y trata como enemigo al amor y todo lo demás como al mejor de los placeres.

Tampoco es para tanto (ahondo en la herida) será cuestión de suerte si mis ojos no andan con tantas ganas de verte.

Tampoco es tan tonto (supongo), Windows más o ventana menos, pensar que mandar a la humanidad a la porra por falta de tacto sea lo más sensato.

Es increíble que aun los pájaros me sigan mirando como si no me conocieran o que los perros pretendan una amistad (pienso ahora) y que ser “humano” siga siendo un halago o la excusa perfecta para eximirnos de una carga.

Estoy convencida (cotorra de mí) de que escribiendo me desnudo con mis mejores galas (aunque esté pasada de moda) y el alma se me sigue consumiendo en un ingrato pis pas.

Y puede, puede, puede, que algún día, después de tantas metas, resoplando una sonrisa, algún desconocido dolido me llame, como quien no quiere la cosa, al fin Casualidad.

Y así con la derrota entre mis manos culpando a este planeta por crear cosas maravillosas (el más certero motivo) mis letras resuciten de un campo malva por la puerta de atrás y el viaje mereciera la pena del Todo.

 

miércoles, 23 de junio de 2021

Te lo juro

 Te lo juro: fue como beber el mar de un solo trago. La arena a su temperatura adecuada, no había un bosque de sombrillas ni cuerpos aceitados a la brasa, aunque el sol se escoró en mis hombros presenciando el romance como un simple espectador. Le miré temblorosa cuando apartó el cabello con malicia dejando correr sus manos caderas abajo porque lo quería allí y a aquella hora. Con cada beso se entrecortó el vuelo de mi alma. Mi cerebro no supo qué decir cuando la leve brisa azul cerró el paso de su contenido y yo peleaba con la vida. Cerré los ojos presionando los párpados para volver a mirarles desde lo alto de la nada. Tapé de golpe el quejido de la ventana de mi boca, y ahí, la razón en su justa medida, se preguntó quién sería la oportuna seductora que se arrodilló en la arena. Al final la tomó de la mano, y al esquivar el zarpazo, devolví la sal a su lugar más preciado cuando me empujó el dolor. Jamás olvidaré aquella playa tan llena de mentiras: te lo juro.




Quién sabe.

 Si hubieras estado aquí estarías a tus anchas, me quitarías el sitio y los besos que me sobran, y no me quedaría otra que pegarme más y más a ti, anotando entre tus piernas que hemos alcanzado el éxtasis por segunda vez.

Si hubieras estado aquí, podría espantar a toda esta gente de la fila. Con cara de boba diría bajito, Sígueme el rollo. Y en voz alta, Cariño: tu novia está detrás. Y responderías, Voy a saludarla.
Si estuvieras aquí, me dirías que menos hielo, y yo que más cola y sin limón. Y después del potingue susurraríamos al unísono, ¿Quién dijo miedo? Y lo haríamos.
Si hubieras estado aquí, no me habría marchado a comprar flores, ni caminaría por Triana justo antes de las once importándome poco el toque de queda, ni vería bobocientas veces nuestra última película, -fuerte mierda, ¿verdad?- ni pensaría que esta canción que suena es ahora más quimera que nunca, porque espero un milagro.
Si hubieras estado: no estaría escribiendo algo tan efímero, no al menos aquí, sino intentado acabar mi primer sudoku en tu espalda.
Si te hubieras quedado tan solo un poco más, no habrías pensado que esto de quererte es un plan malvado para jodernos la vida.
Si estuvieras aquí y ahora: la nostalgia no me preguntaría, ¿Cómo juzgas a quien no ama? Ni yo a quien se enamora.
Y es que, querido amigo: nadie debería jamás dejar algo así a medio hacer; con la vergüenza revoloteando en el estómago y el corazón en medio de un campo de ruinas.

Quién sabe…

Te voy a querer

 Dicen que mujer precavida, sale con dos. Pero en un corazón que ama no se aman dos batallas. Te abrazo como a un osito de peluche y tú te devuelves como una mantita recién sacada de la secadora. Cuántas veces tendré que repetirte que me quieras: “No hay alma que no llore por tu ausencia… Y al ver que tú por nadie te interesas, todos cautivos a tus plantas caen”

¡Mira que eres testarudo!, y yo quiero que me quieras así; sin más, porque yo lo digo, porque te lo dicen mis palabras, mi lengua –corporal- y eso que despierta a esta perra cuando estás a mano, que no se sabe de dónde sale, pero se entiende. Sin embargo no me haces maldito caso. Como tampoco lo hacen las uvas que celebran cada final. Así que por mucho que ladre esta perra: cambio de planes y que sea lo que dios pretenda. Y si muerta la perra se acaban las ganas: a partir de ahora quieras o no quieras te voy a querer yo, -¡acabáramos! garabato de mis dilemas-, como la carcoma a la madera o como se quiere a cualquier lunes por la mañana aunque sea fiesta.

jueves, 3 de junio de 2021

La playa

 

Te lo juro: fue como beber el mar de un solo trago. La arena a su temperatura adecuada, no había un bosque de sombrillas ni cuerpos aceitados a la brasa, aunque el sol se escoró en mis hombros presenciando el romance como un simple espectador. Le miré temblorosa cuando apartó el cabello con malicia dejando correr sus manos caderas abajo porque lo quería allí y a aquella hora. Con cada beso se entrecortó el vuelo de mi alma.  Mi cerebro no supo qué decir cuando la leve brisa azul cerró el paso de su contenido y yo peleaba con la vida. Cerré los ojos presionando los párpados para volver a mirarles desde lo alto de la nada. Tapé de golpe el quejido de la ventana de mi boca, y ahí, la razón en su justa medida, se preguntó quién sería la oportuna seductora que se arrodilló en la arena. Al final la tomó de la mano, y al esquivar el zarpazo, devolví la sal a su lugar más preciado cuando me empujó el dolor. Jamás olvidaré aquella playa tan llena de mentiras: te lo juro.

sábado, 22 de mayo de 2021

Te quiero

 Te quiero Loco, por decir no cuando digo sí a nuestra química, mordiendo mi boca durante el funeral de mis mariposas. También te quiero mordiendo tu labio y arrugando tu nariz al pensarme, sabiendo que estamos demasiado ocupados como para perder nuestro tiempo. No sabes ni sabrás cuánto te quiero, ni por qué huyo siempre de eso de estar todo el día enviando mensajes, subiendo a las redes cada uno de los viajes que mis zapatos dan. Te quiero, Loco: sintiendo que no vale la pena enamorarnos porque en cualquier momento te puedo decir que estoy demasiado ocupada cambiando el canal de Atresmedia escribiendo durante los anuncios de siete minutos, o que te prefiero en mi cama cuando estás más cansado; sobre las dos de la mañana y a contracorazón. Y es que me quiero, y mucho, fuera de la lista de caprichos que atesoras. Y no: no me quieras ni por asomo porque eso sería con el tiempo lo normal y lo normal es aceptar tu locura y que sigo lo suficientemente ciega, seguirte adonde vayas, despertar cada noche juntos, despedirnos cada mañana y discutir sobre qué película ver el fin de semana.

Y me iré sin entender cómo la sensatez constante, abordó tu cabeza, ni en qué momento dejaste de entender estas letras, ni yo lo que realmente querías. Ni cuándo dejaste de ser ese loco maravilloso, enamorado de la vida, que no necesita de nadie, para convertirte en ese ser que de repente, acepte quién soy como un algo innegociable. Y te preguntaré que si estás loco, que quizás en otro momento, “que ya te aviso si eso”, y te partiré en dos, como haces conmigo.

jueves, 13 de mayo de 2021

Quién sabe


Si hubieras estado aquí estarías a tus anchas, me quitarías el sitio y los besos que me sobran, y no me quedaría otra que pegarme más y más a ti, anotando entre tus piernas que hemos alcanzado el éxtasis por segunda vez.
Si hubieras estado aquí, podría espantar a toda esta gente de la fila. Con cara de boba diría bajito, Sígueme el rollo. Y en voz alta, Cariño: tu novia está detrás. Y responderías, Voy a saludarla.
Si estuvieras aquí, me dirías que menos hielo, y yo que más cola y sin limón. Y después del potingue susurraríamos al unísono, ¿Quién dijo miedo? Y lo haríamos.
Si hubieras estado aquí, no me habría marchado a comprar flores, ni caminaría por Triana justo antes de las once importándome poco el toque de queda, ni vería bobocientas veces nuestra última película, -fuerte mierda, ¿verdad?- ni pensaría que esta canción que suena es ahora más quimera que nunca, porque espero un milagro.
Si hubieras estado: no estaría escribiendo algo tan efímero, no al menos aquí, sino intentado acabar mi primer sudoku en tu espalda.
Si te hubieras quedado tan solo un poco más, no habrías pensado que esto de quererte es un plan malvado para jodernos la vida.
Si estuvieras aquí y ahora: la nostalgia no me preguntaría, ¿Cómo juzgas a quien no ama? Ni yo a quien se enamora.
Y es que, querido amigo: nadie debería jamás dejar algo así a medio hacer; con la vergüenza revoloteando en el estómago y el corazón en medio de un campo de ruinas.

Quién sabe…

lunes, 19 de abril de 2021

Los cochitos

 


Las luces y las guirnaldas van a juego con el color de mi coche. Pitazo de esto arranca. Piso y ¡ea!: introduzco la moneda de plástico y marcha atrás comienzo a deslizarme por la calzada de mentiritas arriesgando mi amor propio y mi ego –malamente empezamos-.

 Por más que quiero ir adelante no hay forma: así me doy el primer guarrazo y me muerdo la lengua que ya sabe a plasma. Lo que duele... el orgullo. La música viene a huevo “Borruiquito como tú”, ¡TACA TA! y “Amigos para siempre –requete-Mix de Los Manolos”, que de paso me enseñan inglés. De repente un tipo camina por la pista como Jesús sobre las aguas; ni un roce. Yo a punto de infarto sigo marcha atrás tropezando con todo quisqui,  recibiendo todo tipo de halagos, pero en sentido contrario. De divertido no tiene nada, y mi corazón tiene la perreta de que le envíe más oxígeno.

 Suena el claxon como un ladrido amenazante tipo, Esto se termina y tienes cero coma, para salir, cambiar de coche, poner la moneda y arrancar. Rumba total 2: ¡Temazo! Así lo hago mientras el ladrido suena y la música tartamudea “Volando voy volando vengo” y yo tengo la paranoia de que en cualquier momento voy a salir disparada a cualquier parte: quieta, esto no arranca, mi coche ha pasado a mejor vida (o algo) Miro a la cabina haciendo señas al feriante, un tipo flaco con más bigote que cara, para que me empuje y poder disfrutar un poco. Nai na nai, me está tocando la moral. <<Si los jodidos coches llegan a tener ventanilla alguien sacaría todo su cuerpo por ella para insultar a mi madre, pero no: aquí todo es a pelo y soy la diana de estos locos del volante con cara de rabia y velocidad…y malicia (coño). Pero ni un viento harto de añoranza. Pi un huracán mueven el dichoso cochecito. Pum catapum chin pum y ya me estoy cabreando.

 El flaco, sin mirarme ni una sola vez, se acerca, se sube a mi coche, se desliza por el único palo mayor y cambia la banderita ¡Olé sus bigotes! Mi coche comienza a moverse al fin al grito del ladrido y mi borde a la fatiga cuando decido cambiar de coche: amarillo, como el tractor que se lleva ahora.  Embestida de todos contra huno -adivina quién es Atila-  y ni el tractor puede con esto oiga, porque aquí hay más tráfico que metros cuadrados y a mí me toco en la china. Toy atacá. Sueño contigo qué me has dado y yo aquí: ni palante ni patrás,  mientras todos gritan y se descojonan a costa de mi mala racha. ¡Yo me marcho!: ¡Oooh pispito! Cuando pongo el pie en la pista para salir me hago la ciega -y que Dios me asista- hasta alcanzar la orilla, y todo arranca en perfecta armonía, y a mí no me quedan fichas.  Grito intentando controlar mi mala baba, pero no consigo agarrar a la macarra que llevo dentro, ¡Por poco me atropellan, manada de brutos! (Escribo “brutos” por respeto a las monjitas que se levantan cada día a  laudes a las cinco y limpian el colegio, como putas por rastrojo, antes de darme mis clases de EGB…Eso se los cuento otro día)

 

Me alejo cabizbaja escuchando cómo grita el de la tómbola adentrándome en el puesto de tiro pidiendo una escopeta, Deme cinco duros de balines…por-fa-vor! Rumba total 2, se mezcla con la promoción en pasarela de La Chochona y la Repollo. Apunto y ¡zas!, palillo pal carajo, ¡ja! La Chochona es mía.

 

sábado, 3 de abril de 2021

Messenger

 Hombre 54 está escribiendo>>>>>>>>>>

Fuiste de las conversaciones más chorras que he tenido, también la más profunda. Éramos amigos y compartíamos todo, pero en aquella verbena después de tres empujones y un par de besos, las cosas cambiaron. Está claro que hay amistades que se pierden cuando media una cama…o una esquina a oscuras detrás del escenario. Te he recordado durante todos estos años, pero no todo el tiempo. Recuerdo que desafinabas en tu empeño de aprender a tocar la guitarra y que te regalé un cancionero de tangos. Siempre te dije que escribías mejor de lo que tocabas. Yo quería aprender a pintar y me salía de todos los bordes de mi cuaderno de dos rayas, cuando intentaba captar todas esas muecas que hacías al hablarme. Me regalaste una caja de Carioca – ¿te acuerdas? – me dijiste que algún día sería el mejor padre del mundo. Luego desaparecí sin decir nada y no te imaginas cómo me arrepiento. Ahora soy un pintor de esquinas con un baúl a cuestas y tú una escritora de blog –te he buscado en internet–.
Tu foto de perfil me está volviendo loco. Ella es una copia perfecta de cómo eres tú en todos mis borrones de todos estos años. Llevo días hablándote sin decirte quien soy. En tu biografía dices que sigues viviendo en el mismo sitio, que eres soltera, que eres profesora del conservatorio y que ella es el amor de tu vida.
Ya sé que sabes quién soy, aunque no lo digas a pesar de tantas horas de chat. Empiezo a creer que tú crees que es un juego.
Sólo te he pedido vernos y me has dicho “No”
Cómo me gustaría explicarte el por qué me fui, y aparezco después de tantos años. Quiero saber quién fui, quién he sido, y sobre todo si tengo la oportunidad de ser alguien hoy en vuestras vidas. Pero me temo que tu respuesta es bien clara. La he escrito en todos los colores de mis lápices, pinceles, rotuladores…y no me gusta cómo queda, en tu estado, eso de “Bienvenida a los septuagésimo segundos juegos de un hombre”
<<suprimir…

martes, 2 de marzo de 2021

Presunto

 Nunca me había sentido tan importante agente. Bueno, sí: me sentí así el día que grité si había un médico en la sala del Teatro, cuando aquella mujer misteriosa, con más bigote que Cantinflas, pisó con su zapato rojo, tacón de aguja, a aquel tipo desbarbado y flaco que gritó más que la soprano, con voz de pito. Recuerdo que la bigotuda se disculpó con cierta guasa.

Es emocionante ser sospechoso. Que todas las miradas estén puestas en ti. Que todo el mundo te mire con mosqueo como si fueras un bicho raro pero con razón. Que te hagan preguntas que no tienes ni idea a cuento de a qué vienen, y cómo titubeas, y te ves subir en el ranquin de tener todas las papeletas de salir en los noticieros. ¿Preocupado? ¿A santo de qué? Ni que fuera yo el muerto inspector. Reconozco que me mosquea que me encienda el cigarrillo mirándome fijamente, con las aletas de la nariz en su máxima extensión. Escrutándome.
¿Yo?: era un hombre que se aburría. Sí. Mucho. Escribía. ¿Cuándo no escribía? Después de recibir todo tipo de premios por mis trabajos literarios y ser consciente de que me olvidaban de un día para otro, me dio por hacer pucheros con el hocico intentando verme en el espejo cualquier defecto. Treinta y seis, sí, ahí perdí la cuenta. Así que me vi todas las series sobre crímenes de la televisión. Luego pasé con asco por la prensa rosa. Ahí me percaté de quién era más importante si se hablaba de cuernos, robos, rotos y descosidos. El noticiero no se quedaba atrás García. Disculpa que te tutee pero, donde hay un muerto o jaleo ahí está la noticia, ¿no crees? Ya. Ya sé que las preguntas las haces tú, pero… si desapareces pasas a segundo plano, y eso no me vale. Así que cuando me enteré que habían encontrado una mano bajo mi coche me dije: esta es la mía. ¡No la mano hombre!, sino la oportunidad de que se hable de mí. Por eso les llamé antes de que los vecinos toquetearan todo y se perdieran las pistas ¿El resto del cuerpo? a saber dónde lo acomodaron macho. Y el hecho de que esa mano tenga a boli mi número de teléfono ya es la bomba. Está bien. Volvamos a las formalidades. ¿Qué por qué? Hágase una idea inspector: por fin soy: inocente y sospechoso. ¡Acabáramos! ¿La documentación? ¡En la guantera hombre! Pero no pienso sacarla Gar-cí-a. Haga usted el honor. ¿Cómo que por qué?, si ya me costó lo mío meter ahí el antebrazo de la bigotuda. Veeenga García, que me cansa ponérselo a huevo.



jueves, 18 de febrero de 2021

Aserrín

Amó la belleza y la juventud, mas yo lo sabía. Fui su maniquí; un escaparate que lucir entre tantos menganos envidiosos de su posesión. Siempre esperanzada de que algún día me quisiera. Sabía que tarde o temprano, este su maniquí, no le sería suficiente, en realidad jamás amó mi interior. Le entregué mi juventud y donde sonaba cruel yo hice sonar tambores, platillos, bongos, reanimando sus recaídas y tomas falsas. Ahora me siento como una hermosa manzana que partes y está podrida por dentro de tanto manoseo o golpe, y ya se sabe qué se hace tras partirla ¿verdad? Él me amó sí, a su maldita manera; como la carcoma a la madera.

domingo, 14 de febrero de 2021

El Zoo de Papel

 “Y al octavo día, dios (con minúsculas, en negrita y tachado doble) creó el silencio.”

El Zoo de Papel, es una versión ficticia utilizada para contar la verdad. Ayer, los Huesos pidieron explicaciones en silencio. Acaparadora de atenciones “El Zoo de Papel” de principio a fin, fue capaz de sacar cicatrices tatuadas en mis genes, a hueso y a sangre. Me ha roto el corazón como si toda la tristeza del mundo se hubiera concentrado en ella, tanto así que, los aplausos se tomaron su tiempo incapaces de empañar ese instante –llámese minuto- del final de la película, por el tremendo impacto emocional donde lloraron hasta mis lágrimas.
Daniel León Lacave, ha demostrado tener buenos reflejos en todos los sentidos en que se pueda utilizar esa palabra y lo ha demostrado con su corto -TANGRANDE- “El Zoo de Papel” rescatando a gritos de miradas y silencios, eso que llamamos Memoria Histórica, que parece que pasó a la historia y de memoria no tiene nada.
Agradezco el rescate, ficticio o no, de los Huesos, de la Historia, de la Verdad, del Arte. Enhorabuena a todo el equipo.

08/02/2019

domingo, 3 de enero de 2021

Su misma sangre.

 Es costumbre despedir a la bestia como si de un héroe se tratara. Brindas salud ante todo, mientras el eco de la calderilla resuena en un bolsillo vacío. A las doce volverás a ser quien eras buscando la luz entre quimeras. Odias todas las cosas que se suspendieron por exceso de deseo. Puede que el destino sea una coartada sigilosa, la excusa perfecta de lo que nos depara. Ignoras el futuro y escoges el amor como alternativa>>.

-Estaba deseando verle desaparecer y que el verdugo cumpliera su cometido sin clemencia, sin compasión. Era culpable de toda crueldad y sonreía como un viejo e inocente anciano, desde los cuartos, recibiendo vítores como aquel Cesar de la era tardorrepublicana, y como Cesar iba a terminar. Recordado, repudiado, pero jamás olvidado, porque dejará fechas de no natos, finados y nuevos miembros de la sectaria enfermedad. Claro que nadie es consciente de que su sucesor, lleva su misma sangre.