Hacerlo a besos y mordiscos.
Hacerlo de pie y en la cama.
A la mesa - y por qué no- desnuda o armada
entre tu caza y mi rendición.
Dejé pistas en todos los rincones.
Yo misma llamaría a urgencias.
Y vas y me dices
que soy demasiado.
Desde ese entonces prefiero a la gente
que promete algo que no puede cumplir.
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