jueves, 29 de diciembre de 2016

JARABE DE PICO

El mayor de mis esfuerzos fue olvidar aquel “cosa de locos".
Ya  libre de todo sentimiento viene usted a fastidiar mi calma,
con esa capacidad de envenenarme de música y poesía.
Sepa que buscaré el antídoto. No es la primera vez que seré
adicta a una presencia  y carente de oportunidad.
No sé si adivina su ego mis intenciones.
Sepa  también que estoy lista para conquistarle.
Que llevo años lamiendo mis codos en cada caída.
Confiese al menos que nuestras miradas se han reconocido
 y no es cosa de locos, o al menos, ahórreme el bochorno
 y diga que me equivoco.

Rosy Robayna (28/12/2016)



lunes, 26 de diciembre de 2016

Viaje en guagua al pasado.

Mi hermano dice que todos los  nombres de antaño terminan con un respetuoso  “…ito, …ita”. 
Le conocí en el asiento especial para personas de movilidad reducida, embarazadas, en fin, ya saben a qué asiento me refiero si alguna vez viajan en guagua. Cada día a la misma hora él ya estaba dentro. Nunca le pregunté de dónde venía o el fin de su viaje. Solo tenía seis paradas para contarme con detalle que vivió las dos guerras, el hambre, el trueque, los piojos, o la disentería, con detalles tan bien relatados que a veces me daban ganas de saltarme la rehabilitación o que un atasco nos diera más tiempo de charlar. Tenía noventa y seis años y si bien me fijé en sus ojos verdes más de una vez, la mirada se me perdía en sus manos y aquellos callos cansados que frotaban su barbilla, constantemente, cuando hacía una pausa para recordar no solo el día, sino la hora, el olor o la sensación de cada instante. Antoñito: hoy me acordé de usted al ver el asiento vacío.

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Ser o no ser

¡Atrévete! Deja de imaginarlo:
Lo que te sale más caro
el mejor de tus errores
quizás la segunda piedra
la que más te doliera
el erre que erre
el otra vez he vuelto a caer.
Ser el peor de tus males
la equivocación por excelencia
el antes de tu santa paciencia
la perdición más grave
el vacío que se deja
el caer en las redes
y para más inri...
tu estúpida manía de volver a intentarlo

La importancia de un segundo

Cuando la vio sintió que era alguien del pasado, muchas a las que amó. Aparecieron sin más en sus recuerdos cada detalle de aquellas pocas veces que pensó estar enamorado. Seguramente lo estuvo. Ella tenía lo mejor de cada una de las otras. La miraba detenidamente y se entusiasmaba con su mirada… saber que existía. Sin embargo tuvo que fingir que la apartaba del pensamiento al comprobar que estaba cómoda en otra vida. Siempre pensó que su destino sería llegar demasiado tarde.


viernes, 9 de diciembre de 2016

NO ME CONOCES




No sabes si me gusta lamer la tapa del yogur porque sienta en la lengua que ahí se queda el sabor más intenso, o dibujar en el vaho corazones y en papeles; cristos, rosas y ojos que lloran, aunque no esté triste, porque es lo único que sé dibujar, o de repente escribir en mis vaqueros notas que se borran en cada lavado, -qué buenos los jabones de hoy día ¡eh!-. Tampoco si sé pintarme, aunque siempre me doy cuenta si lo hago, de que soy yo, pero a color y termino lavando ese disparate y pintando rápidamente casi sin mirar al espejo mis labios. Repetir una canción una y otra vez porque me engancha y la aborrezco de repente, hasta que  vuelva a sonar otro mes y ya me la quedo para siempre. Si cruzo por el paso de peatones o cedo el asiento en la guagua, o si me gusta chupar los dedos cuando la espuma del café sobrepasa la taza, aunque tampoco sabes si me gusta el café o si me gusta pasear en silencio, sin ruidos, sin música, sin pensar, cerca del mar antes del amanecer, porque puede que me guste que respeten mis silencios. Si he llorado con mi guitarra o miro con lástima mi violín. Quizá en algún momento quieras saber si realmente me gusta la gente que va cantando por la calle e incluso hablando sola, importándoles un carajo que yo les mire sonriente y me den ganas de acompañarles porque me la sé, aunque puede que no me guste interrumpir las alegrías de otros. El vinilo, el vintage, los libros que huelan a libros y la colonia barata, las cometas, los globos, las fotos de antaño, las luces en navidad, las pelis antiguas y romanticonas, aunque llore a moco tendido, los pijamas dos tallas más grandes, y muchas más cosas, como pudiera gustarme la arena en mis pies o el agua que corre  tu cuerpo y la gota que pueda quedar en tus pestañas, o tú.

domingo, 4 de diciembre de 2016

La mala hierba

Esa que encuentras en el camino nace sola. Siempre está sola. Fíjate que de ella pueden brotar emociones silvestres majestuosas que solo unos pocos son capaces de apreciar, disfrutar y sentir como algo maravilloso.  El manto que se forma tras la lluvia, y las peores tormentas, son ellas. Comparadas con postales mágicas, que a ratos se miran con desconsuelo porque parecen inalcanzables. No es de las que que se compra o se regala por amor y mucho menos adornan coronas para una despedida. Ella nace como cuando nace un amor; si motivo, estará en cualquier camino suspirando  porque alguien, un día, se fije en ella. Pero será mejor que tenga cuidado, no sea que la arranquen de cuajo un día con la ilusión de regalarla a a cambio de otros amores, o de nada.

sábado, 3 de diciembre de 2016

Dogma

Aquí donde me ves  tal vez piensas que soy la Loba y tendrás razón, aúllo a la luna repitiendo,ven.
También creerás que soy como esa Leona capaz y valiente, lo soy lamiendo heridas agazapada  y estando lista por si el cazador vuelve. 
Puede que Perra con dos opciones; temblar esperando la caricia o mordiendo en defensa propia y quizá ahí, en tus pensamientos, puede que hasta una Serpiente, porque fui dueña de mentiras, también arrastrada. Sin embargo te diré que fui Pájaro en trena y ahora mi vuelo se acerca y se aleja de tu jaula entornada. Yo Halcón, figurada, voy intuyendo, reo de mi experiencia, que eres tú  quien pretende mi caza pero cuidado..no seas tú mi próxima presa.


03/12/2016 Rosy Robayna C.

jueves, 1 de diciembre de 2016

La pajarita

Hay momentos en los que me dejo llevar por esos pensamientos infundados sobre vidas pasadas, que al parecer hemos tenido y se quedaron guardados en no sé qué memoria del alma. Uno de esos ratos es ahora, tener que escribir sobre una pajarita es para mí como hacer una de aquellas penas; “escribir cien veces no debo hablar en clase”  Ahí es cuando juzgo a la divina providencia porque me envía eso  a lo que yo llamo, “lo peor que me ha pasado y no merezco”. Otras veces es el momento mágico/ trágico, en que aparece una mariposa o una pajarita -confieso que les tengo pánico-, y es en ese instante en el que creo fehacientemente que en una vida pasada me encerraron en una cueva subterránea con una pandilla de estos insectos y mi muerte la ocasionó el terror de tenerlas encima. Con decirles que una vez di tal grito en la parada de la guagua, que hasta los coches frenaron pensando que algo terrible pasaba en la acera. Ahora que se ha llenado la isla, mi casa y cualquier sitio por el que yo ando, todos me dicen cuando las evito que tengo suerte, que son seres de luz, que la luz va hacia la luz, como la que está ahora mismo aquí mientras escribo y en cualquier momento terminará aplastada, manchando el pupitre mientras yo grito, como la que vende pescado, y correré a lavarme las manos como Poncio pero a lo bestia y sin sentimiento alguno de culpa. A ver con qué cara vuelvo a entrar a esta sala tras mi apoteósica, y patética, acción. ¡Ojalá y se apagara esa mi luz!