Me peinaba con la delicadeza de las hadas y pintaba y pinta, una sonrisa en mi cara. Fue mi maestra en eso de ser niña y mujer y cuando nos encontramos en la madurez; seguimos tan cómplices como antaño. Ella ya no es la mayor porque todos hemos crecido, pero sigue siendo parte importante del quinteto que me sostiene.
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