lunes, 20 de abril de 2020

¡No tengo cabeza!


“¡El que piensa, pierde!” era nombre de un juego imaginario de un grupo humorístico.
Es una crueldad dejar a una mujer sola con sus pensamientos. Conste que no empecé yo.
“Estoy triste, tan triste, tan triste, que no tengo fuerzas ni para decir: ja,ja,ja”. Preocupada por el futuro del futuro, miro a la ventana sin asomarme porque la añoranza quiere arañarme. De todo este follón mundial que no sé, ni sabré, cómo cuernos comenzó, hay algo que me mantiene un pizco despistada: me pregunto por qué sonríe Pepepijo.
La risoterapia estaba de moda como antídoto para la tristeza, la depresión y cualquier etcétera que rime con <<estoy mentalmente contradicho con las/mis, buenas emociones!).  Fuerza el gesto y verás que el cerebro se hace un lío del copón y comienzas a sentirte mejor. ¿Será eso? Cierto que buscarle la gracia a la desgracia también suele funcionar a riesgo de que alguien te parta la cara por sentirse burlado, o que sonreír al enemigo hará que lo flipe. Y sonreír cuando eres un líder último modelo puede ser la reostia (sin hache para poder no blasfemar). Viva la chulaterapia.
O será como dice la canción que “este mar guarda cada vez más barcos hundidos” o que no tiene carta de salvación el culpable y es por ello que sonríe Pepepijo.

Mi cocorota cambia sin más de tema pensando eso de qué será del futuro del futuro.
¿Qué será eso que me visita cada noche, y duele? Algo así como un dolor de franqueza destilado. Un, de repente.
Ya me imagino en Triana: mi sombrero peruano muertito de fatigas al ladito de otro panamá, que me mira con recelo a ver quién recita mejor un poema, o toca mejor la guitarra, o se hace el muerto o la estatua, o lanza palos, pompas de jabón…o balas… mientras siento  que en la recámara de  mi rebuscado cerebro, mi vieja radio susurra que “la pena está bailando con el llanto” Así que estoy siguiendo un tutorial heredado de mis ancestros, y que jamás pensé tener que aplicar, de cómo hacer corazones que  sean fuertes como el mar que nos rodea y nos toca suavemente; a prueba de discursos indiferentes, verdades ocultas, dolores de franquezas y engaños transparentes.




No hay comentarios:

Publicar un comentario