“¡El
que piensa, pierde!” era nombre de un juego imaginario de un grupo humorístico.
Es una crueldad dejar
a una mujer sola con sus pensamientos. Conste que no empecé yo.
“Estoy triste, tan
triste, tan triste, que no tengo fuerzas ni para decir: ja,ja,ja”. Preocupada
por el futuro del futuro, miro a la ventana sin asomarme porque la añoranza
quiere arañarme. De todo este follón mundial que no sé, ni sabré, cómo cuernos
comenzó, hay algo que me mantiene un pizco despistada: me pregunto por qué
sonríe Pepepijo.
La risoterapia estaba
de moda como antídoto para la tristeza, la depresión y cualquier etcétera que
rime con <<estoy mentalmente contradicho con las/mis, buenas emociones!).
Fuerza el gesto y verás que el cerebro
se hace un lío del copón y comienzas a sentirte mejor. ¿Será eso? Cierto que
buscarle la gracia a la desgracia también suele funcionar a riesgo de que
alguien te parta la cara por sentirse burlado, o que sonreír al enemigo hará
que lo flipe. Y sonreír cuando eres un líder último modelo puede ser la reostia
(sin hache para poder no blasfemar). Viva la chulaterapia.
O será como dice la
canción que “este mar guarda cada vez más barcos hundidos” o que no tiene carta
de salvación el culpable y es por ello que sonríe Pepepijo.
Mi cocorota cambia
sin más de tema pensando eso de qué será del futuro del futuro.
¿Qué será eso que me
visita cada noche, y duele? Algo así como un dolor de franqueza destilado. Un,
de repente.
Ya me imagino en Triana: mi sombrero peruano
muertito de fatigas al ladito de otro panamá, que me mira con recelo a ver
quién recita mejor un poema, o toca mejor la guitarra, o se hace el muerto o la
estatua, o lanza palos, pompas de jabón…o balas… mientras siento que en la recámara de mi rebuscado cerebro, mi vieja radio susurra que
“la pena está bailando con el llanto” Así que estoy siguiendo un tutorial
heredado de mis ancestros, y que jamás pensé tener que aplicar, de cómo hacer
corazones que sean fuertes como el mar
que nos rodea y nos toca suavemente; a prueba de discursos indiferentes,
verdades ocultas, dolores de franquezas y engaños transparentes.
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