Creía que las putas solo paseaban
por esas calles que durante el día suelen ser paso obligado a edificios
públicos, donde la gente arregla papeleo para no defraudar a hacienda. La reconoció por una foto de Internet. Era
bloguera. No vestía como las demás, iba demasiado elegante para su gusto y para
colmo de las más caras. No entendía el
por qué, y sin embargo la eligió a ella. Le preguntó que por qué no vivía de
las letras. Ella le respondió, mientras se arrodillaba:
-Yo escribo verdades y vendo
falsos “te quiero” mientras tú te lo crees. Como mismo crees que tu mujer te
está esperando ahora acomodando cariñosa el lado de tu cama. Las verdades
deberían ser gratis. ¿No crees? -Decía observando directamente su miembro mientras él
notaba su aliento como la mejor de las caricias sin haberlo rozado. -Por las
mentiras se paga un alto precio. En esta vida todo tiene un precio. Todo. Excepto
mi verdad.
Muy bueno. Ya me gustaría ver con que cara se quedó. Jiji
ResponderEliminarA saber!!!!!!
ResponderEliminarMuy buena historia. Me ha encantado.
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