jueves, 10 de agosto de 2017

La cruda realidad

La poesía es un querido diario, la última noticia, el epitafio. Una noche de placer y placeres malvividos. Un lindo amanecer y amanecer que no es poco.  El amor al nacer y el odio destapado. Un niño perdido, el no nato. Un reportero en la guerra, en la tregua, en primer plano. Un grito al amanecer, un anochecer que no llega o el eclipse a la esperanza. La muerte en mis talones, el disparo sin tregua. Morir con las botas puestas, viviendo cualquier sin vivir en mí con mi tacón en tu boca, con el cuerpo amoratado. La esperanza, la mala marea, la érase una que fue, y un pudo ser que no fuera. Dos que se aman y jamás se entregan, tres queriendo sin querer. Un puño en alto, una rodilla al suelo, una lágrima en la arena, lo que más duele, ¡la vida!, la cura, la herida. La poesía es una verdad mezclada con mentiras; que crees que te deja ciega. Es tinta y payaso, un globo en el aire que explota con la risa de una niña amargada, mientras otra ríe puñetera.  Dramática, atípica, moderna, vestida y desnuda, llena de dudas y malos tragos, locura y cordura, es paz y tantas cosas… que es mi esperanza de ser o no ser; la adicta a las letras que te piensa a todas horas.


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