A pedir de boca parecen marchar las cosas hasta que
aparecen. Están preparados para eso, para hacerte sentir bien, con miradas insinuantes,
palabras bonitas, y gestos de caballerosidad. Visten y se acicalan con mesura solo porque
saben que estarás ahí y pueden sacar partido.
No tienen interés en conocerte; como mucho te preguntarán tu
nombre pero lo olvidarán en cero coma. Saben de sobra donde te mueves, qué te
gusta y hasta dónde estás dispuesta a llegar, no te quepa duda que para eso
también están preparados.
Vendrán contándote historias que ya publicaron en vinilo
otros y que aprendieron de memoria su no
sé qué gen, hormona y neurona… con la
intención de que les escuches por las dos caras y le des asilo entre tus
piernas. Contarán chistes como la gran novedad y como la gran novedad te
hablarán de amor –pandilla de cursis-, en caso de emergencia procurando que se
te salten hasta las lágrimas a la altura de su bragueta, diciendo que no eres
su media naranja después de ser exprimida.
Sin embargo de cuando en vez, un extraño irrumpe en tu vida.
Aparece siguiendo los mismos rituales pero con la contraria intención, y como siempre le mandarás a
la mierda.
Lástima que te pases la vida teniendo cuidado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario