viernes, 6 de septiembre de 2019

Ese tren.

Mi amigo Ricardo Vergara responde así de lindo:
Querida Rosy:
Es una acuarela de un tal Steve Hanks. Así a primeras podemos decir que es una mujer que en plena lluvia con todo su equipaje a cuestas que está esperando un tren que se aproxima. La pintura me pareció maravillosa. Fue verla e imaginarme una historia. Ya me conoces. Allá va...
Te habías bajado del último tren hacía mucho tiempo; más que bajarte te habían echado de él. Muchos pasaron delante tuyo, ninguno de interés, todos del montón, ninguno que te despertara la ilusión que creías dormida, todos rechazados, todos temidos, todos pasando de largo. Somnolienta en el andén, con la lluvia cayendo en ese momento, con frío y las extremidades entumecidas, ves llegar a lo lejos un tren que parece diferente. Brilla más que los que has visto. En lugar de ir recto sobre la vía va pegando saltos y su sonido es tan divertido que de sólo oírlo, sonríes. Al pasar a tu lado te levantas, como si despertaras de una pesadilla.El tren no para, pero saltas hacia él y te envuelve dentro. Te encuentras en un lugar diferente, cálido, agradable y alegre. Fuera llueve y hace frío, dentro te sientes viva y entusiasta. El tren es largo, tiene muuuchos vagones. Uno de algodón puro, otro de poesía, un tercero donde te sientes segura. Uno con los cristales rotos, que no te gusta. También hay uno de miedo y otro de pura alegría. Y uno precioso de amor sincero. Hay uno donde amanece con tazas de café caliente. Otro con puestas de sol y cariño. Uno que abraza y otro que llora; esos dos están juntos. El vagón restaurante está lleno de sueños y el de equipajes está vacío, donde puedes poner tus cosas cómodamente y es tan grande, que cabe todo lo que quieras. Hay uno que grita y otro completamente en silencio. Uno tiene literas y otro cómodas camas. Otro es un salón de juegos, para niños. En uno de ellos hay flores y rosas, algunas con espinas que hay que saber cogerlas para no pincharte. Hay uno lleno de pasión y otro para cumplir deseos. Uno de color rojo, de sexo por descubrir, lleno de sentimientos. Otro es especial para largos paseos y otro tiene mucho ambiente de fiesta. Sopla el viento en uno, que a veces cambia a tempestades, pero es pequeño. En uno de ellos hay un banco de citas donde charlan dos amigos, ambos con sombrero. Una plancha con comida espera en otro, y hay vino. Una enorme cocina, cálida para preparar platos, espera en otro de ellos. Al entrar en uno notas caricias y besos en el cuello con dulzura. Casi todos de vivos colores. La música que suena es divertida aunque a veces estridente y en ocasiones no es de tu gusto. En un vagón llueven sonrisas y te contagian. En otro, llueven lágrimas cariñosas que te emocionan. Uno tiene cine y ponen películas divertidas con palomitas. Otro tiene una montaña rusa impresionante, llena de sensaciones. Hay uno donde se oye "te quiero" en varias tonalidades. Otro tiene personajes de cuentos, miles de ellos. En uno que entras, al decir algo, se estremecen las pareces y cuando las tocas están vivas. El maquinista que dirige el tren te coge de la mano, sonriente.- Chiquilla, este es mi tren. Hay miles de vagones, pero sólo has visto unos pocos. Algunos te han gustado y otros no. Pero el tren es así, no puedo cambiar los vagones porque forman parte del tren. Al que te da miedo puedo ponerle luz, para que no temas tanto; al que tiene los cristales rotos le puedo pegar papeles para que no entre el viento y haga tanto frío; al que grita pues podría ponerle corcho para que no fuera tan desagradable. Pero poco más puedo hacer. El tren es así. Tiene vagones maravillosos y otros que no lo son tanto. Puedes quedarte toda la vida en él si eres capaz de valorar todo el conjunto. O visitarlo de vez en cuando si toda la vida te parece mucho tiempo.- Es que tengo que pensar, no sé si lo quiero.- Piensa todo lo que necesites. Sube a otros trenes, quédate en ellos un tiempo o toda la vida si es lo que decides. Luego, si quieres, puedes volver a visitar éste. Podría enseñarte nuevos vagones o, si lo prefieres, simplemente visitar los que te hayan gustado si aún están disponibles. Luego vuelves a otros trenes o pasa un tiempo en un andén solitario. Yo quiero a alguien que quiera estar en el tren de por vida, no que suba y baje cuando quiera. Siempre acepto visitas, pero algunos vagones no estarán siempre y ciertos vagones sólo lo estarán para la que se quede toda la vida. Te bajas del tren. Quizá te sientas perdida. Quizá no sepas qué hacer o te guste más otro tren aunque sea completamente diferente. Quizá hayas visto un vagón que no te gusta y sólo recuerdes ese, olvidando los restantes o no teniéndolos en cuenta. Quizá prefieras trenes que descarrilan o que van por oscuros caminos. Quizá no sepas qué quieres. Quizá, simplemente, huyas. El maquinista conduce el tren con seguridad y confianza y siempre sonriente, brillando con luz propia, porque sabe que algún día tendrá un merecido huésped que nunca querrá bajarse. Un beso.

lunes, 2 de septiembre de 2019

Nunca es cierto


¿Qué es eso que me desvela
que entretiene el pensamiento
que me hace llorar a ratos
y en otros tantos sosiega?

¿Qué pasea por mi alma
y se ríe en mis narices
cuando digo que no es nada
a pesar de mis deslices?

¿Qué eso que niego a gritos
si la realidad se cruza
y que a veces me disgusta
y lo callo por escrito?

¿Qué es eso que ya olvidé
que duele cuando lo encuentro
y no puede corresponder
a lo mismo que yo siento?

¿Qué es eso? Un payaso;
ese grato sentimiento
se burla en mi propia cara
cada vez que lo intento.

Porque todo lo que sé y siento
disiente del otro lado
aparece sin querer y mira por donde...nunca acierto.


viernes, 30 de agosto de 2019

ELGUASA


¿Cómo se llama esto que te pasa cuando le dices a alguien no y no te entiende, se lo explicas y tampoco y le pones un ultimátum y te dice sí, que ha entendido, pero sigue haciendo lo que le da la gana? Hay gente que parece que vive como conectados a un pulmón artificial; nunca se desconectan. Reducidas a su mínima expresión, son como esas salas de espera a las que les falla el fluorescente; una cámara de tortura. Con cariño, educación, ganas de retirarles la silla justo cuando se quieren sentar, y alevosía, les pides que no te saturen. Pero na de na. Sus repuestas te desmontan cualquiera de tus argumentos con:
-Te lo envío porque me lo envían, aunque yo no…
-Te lo envío y no importa que no respondas…
-Te lo envío sin querer…
-Te lo envío aunque sé que no te gustan las mujeres…
-Para que sepas en qué día de la semana vives…
-Cuánto queda para el fin de, o para que lamentes el lunes…
-Así te entretienes…
-Te lo envío aunque no me gustan esas cosas, por si a ti…
Me toca ser la antipática de mierda que no entiende que me lo envían hasta por mi bien e infinitos etcéteras, e incluso me toca decir que no pasa nada cuando el corruptor ortográfico les falla, sí corruptor, diciendo que no era para mí pero “ya si eso…”.
Qué bonito es cuando tienes en tu poder el virus de la gastroenteritis y lo reenvías y les obligas a comer judías “no me ha pasado pero tiene que ser bonito” ¡Vomitemos todos a la vez un arcoíris, compartámoslo y se convertirá en viral! 
¡Qué me dejes vivir, qué soy feliz, no todo el tiempo, pero soy feliz! Que no me preguntes si me puedes llamar (que esa es otra) llámame (y ya te respondo si me da la gana) ¡Coño con el whatsapp! que en poder de un colega aburrido es una mala combinación (si lo sé yo) que todos tenemos un colega, o dos, que se aburre y mucho… “Y sé que lo sabes”.




jueves, 29 de agosto de 2019

Por tener no tengo

Yo también tengo mis demasiado tarde.
No sé los tuyos, 
pero, 
los míos terminaron con un te quiero que jamás dije.

miércoles, 28 de agosto de 2019

ES LO QUE TOCA.




Siempre empiezo por sus manos aunque suene a pervertido… Donde otros ponen las balas él pone las manos a riesgo de quemarse. Hablar de manos es como hablar de bocas. Algo así como tener una buena historia en la manga. Ese medio que recorre mis caminos destino a ninguna parte. Sus manos, que, pausan mi pulso y miden la distancia entre el telón de sus pestañas y mis -yanopuedomás- me desnudan como quien abre un regalo rompiendo el papel y tienen mi mundo a sus pies; sobre sus pies podría escribir otro discurso que se interrumpe cuando pregunto, ¿Qué hacen unas manos como las tuyas entre unas piernas como éstas? Será porque Sabina le levanta la falda a la luna, y él…él me levanta y  me voy...O que mis manos, tan adictas a los desastres como a palpar, huyen entre sus costillas cuando las suyas me hacen cosquillas antes de volver a subir…o a empezar.
Reconozco que envidio al poeta que lloraba tinta. Mas yo, sin embargo, lloro papel con todas mis ganas
porque anoche, con el corazón en un puño, le susurré un ¡Te quiero! -comer con las manos-, olvidando que sus manos, como todas las manos, también tienen alas.



lunes, 12 de agosto de 2019

Aprobado


Solo fui a por un café y volví. Buscaba en la Web la foto de un escritorio para mi poema. Esa mesa que denota orden, inteligencia e incluso pulcritud. Con ambiente tenue y vintage o más antiguo si se puede. Que parece desprender olor a madera, castañas, canela…según le dé a mi mente al verla. 
Me acabo de topar con la mía (¡redios!). Recordé a mi profe de mates el cual, una vez, me dijo que el cerco de café en mis apuntes era una señal clara de que se estaban utilizando. Que los apuntes maqueados eran indicio de un suspenso porque el alumno venía con dudas sin haber repasado siquiera el tema. Él me daría un aprobado, yo me voy a buscar otro café.


jueves, 8 de agosto de 2019

COSAS DE CHICAS

Lo que pasa es que a las chicas como nosotras, nos mata la razón y nos puede el corazón. Nos dejamos invadir por cualquiera dispuesto a besar nuestra piel de miel y colmena. Nos volvemos loquitas cuando nos asalta la idea de un algo nuevo por venir, como una supernova, y nos ataca la risa floja. Nos lanzamos sin pensar en una fecha de caducidad. En si perderemos otra vez o por una podremos ganar. También nos ataca la risa floja al perder y después de levantarnos desgreñadas al atardecer, recogemos la chatarra y tras una minuciosa separación, para un buen reciclaje, porque aspiramos a un mundo mejor, la tiramos a la basura. Entonces a esa piel que se vuelve tan loca, le ponemos una camisa de fuerza… y al nuevo amor de nuestra herida lo olvidamos con una perreta, unas copas y vamos a refugiarnos al santuario de nuestras locas amigas. Hartas de coleccionar motivos por el que echar de menos con contrato indefinido y excusas del porqué nos dejan rotas, malheridas, con la rabia en pedazos, con el alma partida y al filo de la derrota... arrancamos del diccionario todas las palabras, y efectos secundarios que signifiquen amor... o idiota.