Te he llamado octubre porque no sabía tu nombre y lo repetí tanto que ya no me sabe nombrarte de otra manera. Ya tuve un setiembre platónico y algunos eneros fallidos, agostos inacabados y tantos otros diciembres, también meses por años sin nombre. Serás octubre. Ya conozco el ritual. Es la ventaja de lo aprendido y puede que algún mayo o febrero, o cualquier mes de estos, te atrevas a decir mi nombre.
Rosy Robayna C. 30/11/2016
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