jueves, 7 de septiembre de 2017

Despojos



Si te enteraras, no lo creerías:
Sigo intacta donde nunca pudimos y rota donde solo tú llegaste. Lo siento, pensé que al entregarlo como a ti me iría como contigo.

He perdido muchas veces las llaves, así que han encontrado  mis cerraduras abiertas, colándose con permiso y he salido detenida, esposada, encarcelada - ya luego absuelta. Tranquilo-. Lo siento, pensé que al entrar vendrían como tú, sin trampas, a besos y versos.

Si supieras que estuve ciega, sordomuda, coja, con los codos rotos y las rodillas rojas. Lo siento, ni lo pensé y me lancé confiada, sin red, pero no volé como lo hice con tus alas.

Sigo compasiva –qué mierda-, de todos menos de mí, -la gente no cambia-, espero clemencia como la que me concediste cada vez que fallé, aunque confieso creer más en el infierno que en el cielo, ese en el que me hiciste creer una vez.


 No he sabido tener mejor vida, de veras que lo intenté, mas espero que sea incierto que me ves, o al menos, que sea cierto  que me cuidas.

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