Otro de los motivos por los que maldije querer hacerme mayor fue no contar con que ella ya no estaría. Jamás me dejó tocar su cajita de la costura porque decía que los hilos eran muy caros y que las agujas me podían pinchar. Los caramelos de nata no sabían igual si no salían del bolsillo del delantal de mi abuela; mezcla del calor de su cuerpo, la tersura de su mano y las trabas de madera de la ropa, dando ese toque dulce babeante al caramelo incluso antes de abrirlo. Yo la recuerdo siempre vieja. Nunca me paré a pensar que fue un bebé, que tuvo ocho años, o trece, o veintiuno. Para mí siempre fue una mujer de pelo blanco a la que se le llenaban los ojos de lágrimas, sin perder la compostura, cuando nos vestíamos de blanco para el bautizo, blanco comunión o blanco boda. Sus zapatos negros, brillaban pulcros en esas ocasiones y siempre parecían recién estrenados. Ella olía a… a Mamá, y siempre tenía el fuego encendido. Nunca se quejaba y utilizaba el refranero para dar solución a cualquier problema. Era la reina de la mercromina, el pimentón y el agua de pasote o arroz. Partía el dolor con unas tijeras y la cara sin manos. Sus frases más repetidas eran: No hará falta decírselo a mamá. La familia siempre unida pase lo que pase. El ignorante cree saberlo todo, el imbécil cree tenerlo todo bajo control.
Pienso, luego, asusto
sábado, 28 de junio de 2025
Abuela
De vuelta
Una no elige jamás de quien se enamora. Es algo así como un juego de ajedrez, donde la reina depende de la casilla en la que caiga y parece tener rara vez el poder. Una debería aprender la lección y no prestar las cosas que le importan. Quizá un poco de sal, porque jamás la tomas de vuelta. Prestar atención. Pero de repente un día prestas un libro; Cómo hacer regalos y objetos con elementos naturales, y no te lo devuelven o te lo devuelven en un estado que dan ganas de llorar.
O yo
Si estos huesos hablaran del otoño, comenzarían por la caída inevitable de las hojas.
Fotos
Madre decía siempre que las fotografías tienen historia. Que, Si quieres saber de alguien, no te pelees con la vida, mira las fotos.
Eterna duda
Durante este tiempo jamás supe por qué el abuelo se fue. Contaba doce años. Una vez al mes iba a buscarme al colegio, al instituto, a casa. Tras merendar y hablar de cosas maravillosas me dejaba en el portal con un recado para mi abuela; un ramo de rosas rojas.
La corriente
“Reconozcamos que la mejilla derecha es un mundo sin normas y la astronomía un pedacito de jabón” FEDERICO GARCÍA LORCA; 16, Suicidio en Alejandría
A MEDIAS