La culpa fue del segundo plato. La hora tonta me puso tonta
y a ti caliente y en nada a punto. La loza aún en la mesa, tu espalda contra el
sofá, tú entre mis rodillas, y, nuestras bocas que a los postres sabían al
segundo plato, tontearon con besitos y muecas diciendo ¡vamos! Ya las manos recorrieron,
tú mis nalgas, mi humedad. Se me escapa un te deseo, puede que vuelva a pasar,
que aprendí a no avergonzarme de algo tan natural. Yo agarrada a tu cuello, la explosión en nuestras bocas. Se acaban las
palabras cursis,- esto se llama follar-, las otras entre apretones y sudor y muchas ganas, se disparan revoltosas,
las gritas con tu mirada, las repito como loca atacando a tus pupilas, a tu
lengua, tu saliva. Pierdo el equilibrio,
la inconsciencia…soy terreno conquistado, mírame, mírame y di en voz alta qué
ves, susúrralo a mi boca, muerde, abraza, lame, mantente en mi cuerda floja…
así, sí, ofréceme lo que hay en tu
cabeza -y tu cuerpo- No muerdas las
ganas, muérdeme a mí y a mi boca, que estoy deseando me digas qué hay de cena, por si
mi carne vuelve a estar hambrienta por si nos toca que toca.
Genial Rosy.
ResponderEliminarMe alegra que te guste Esteban.
EliminarMuy bueno👏👏👏
ResponderEliminarGracias Ada.
EliminarComo siempre,...acerti.... ahhhh :-)
ResponderEliminarP.Perera
Gracias Pedro!
Eliminar