lunes, 13 de noviembre de 2017

Esperando la llegada.





Foto de Saro Gutierrez Cárdenes




-¿Qué tendrá la noche, qué tendrá la madrugada?
A veces yo llego antes, ansiosa, por ver su cara.
Redonda y amable y fría, suave y a veces templada.
En esos dos bancos sin galas, pasamos las horas muertas, 
hablando de cómo duele, de lugares recorridos, 
hablando del miedo a la vida y su difícil camino.
Luego se marcha hasta siempre, y espero desesperada,
-otras tantas con temor-,
la recuerdo cuando me busca, escorada en su guadaña.
Cuando regreso a mi cama, y sueño que estoy mejor,
-también mejor preparada-,
la deseo como nunca, como jamás amé nada.
Pero el sol me despierta y me asomo a la ventana,
y veo dos bancos vacíos a los que deseo volver
respirando la vida
con la voz entrecortada, suspirando por mi muerte ….cuando al fin acabe el alba.

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