viernes, 17 de agosto de 2018

El sexo de las palabras

Mira que no me gusta escribir ñoñerías, pero fue verte y buscar corriendo apresurada palabras que mal sonaran, para no caer en la tentación, pero el bocado de atún pasó de tu boca a mi boca y me sentí atrapada. Ahora entiendo un poco lo que es estar cuerda y menos chalada, que la realidad nos fulmine, como haces conmigo, en el buen sentido de la palabra, y la palabra toma la palabra y cada palabra es otra. Quiero llamar Escalectrix al recorrido en mi vientre, que ya mariposas murieron en mis curvas estrelladas, cuando en realidad el vértigo de tus manos y tu lengua me provocan, a jugar entre tus piernas, sin mis gafas de intelectual redomada, con la visión clara y el espesor que nos convoca. Mira que me juré no ser de esas poetas que desnudan a la luna dejándola colorada, para que se oculte en mi almohada mientras tú me deslumbras retorcido entre mis muslos estrujándome las nalgas.Y mira que aborrezco que esta partitura en letras me descubra consagrada, asonante o convocando, en aquella Mesopotamia, al sexo de nuestras palabras, que timbran en mi oído coquetas, eróticas, sucias y hasta macabras, mientras jadeo pidiendo más y me rindo cuando se acaban.


RETO Nº 33 Construir un relato con las palabras Mesopotamia, Gafas, Atún y Escalectrix

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