domingo, 12 de agosto de 2018

La ausencia de mi sol


Hay una playa en la que casi nunca sale el sol. Si así fuera sería perfecta. La pasean los solitarios en todas las versiones en las que querer estar solo, o un rato, se convierte en una imperiosa necesidad y en la que sin saber el porqué se sienten plenamente acompañados.
 Es el lugar donde estás a salvo del ruido, del desamor, de las viejas batallas, de las cotidianas guerras. Donde se aclaran las ideas, donde la tristeza desaparece, donde el aire te llena, donde los pies se descalzan y se desnudan las mentes. Donde la imaginación se desborda y también se presiente, que se estaría bien viviendo en ella… si no fuera porque casi nunca sale el sol. Tan apartada del mundo  que muchos querrían quedarse para siempre pero siempre terminan marchando. Dicen que nunca se olvida y  alguna vez en la vida se termina olvidando.  Y juramos, ¡juramos volver!… pero  nunca se regresa.

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