Los idiotas estamos de moda. Comemos sano lo primero que se
nos viene a la boca, respiramos sano ese cilindro alquitranado con la excusa de
que nos calma. Bebemos sano zumo de uva o cebada o de cualquier guarrada que
nos quite la sed, o la rabia des alcoholizada. Los idiotas estamos y siempre
estaremos de moda, gastamos mucho en poner en duda el sentido común y poco en
poner entre dudas las dudas. Los idiotas vamos a pie de relato en relato y nos
gusta pasar el rato con nuestros amigos tan o más idiotas que nosotros, <<
¡Más lindos… qué idiotas!>>. Los idiotas nos desvelamos durante el día y prendemos
fuego a las noches apagándolas con saliva o lágrimas, o cualquier fluido
inflamable que deje constancia de nuestras heridas. Nos enamoramos, nos reímos,
nos manchamos y marchamos <<y volvemos>> nos engañan y tropezamos
como reverendísimos idiotas. Mira que los idiotas no vamos por ahí diciendo que
somos más listos ni menos cobardes, porque somos un poco las dos partes.
Llámame idiota, que yo siempre me la juego sanamente aunque el tiro por la
culata me toque en segunda base, porque el mundo literal es tan difícil… que me
prefiero la idiota entre las idiotas, exponiéndome a que pase lo que pase,
porque si no, no lo haces.
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