Una dulce broma de dios.
-El padre Joaquín decía: “Hay tres clases de hombres: santos, poetas y héroes.” En esa barca pasábamos el día entero.
Pepe quería ser un héroe y demostrarle a Valentina que se podía ser las tres cosas a la vez, pero solo uno sería visible al mundo, las otras dos serían su secreto.
-Cuando nos separaron me enviaron a un internado al norte, -me contaba camino de Francia durante la guerra civil.
Pepe Garcés comenzó a escribir en el campo de concentración de Argelés con un entusiasmo idílico. -Ahí conocí el mar junto a Pancho y Juncal. Ojalá y ella me hubiera visto cuando terminamos la barca, preparando víveres, pan y canela, buscando abrigo, aunque estaba convencido de que a mí no me hacía falta.
Garcés era el capitán. Nunca mencionó qué papel pintaban Pancho y Juncal, pero los dos le admiraban como el gran líder de su historia en aquella orilla y confiaban en que si se hacían a la mar, el capitán Garcés tendría todo controlado.
Cuando terminaron la barca tras varios días de un sol de injusticia, Pepe pensó que no valía la pena botarla al mar. -¿Para qué? -se preguntaba. No sabía que esa misma pregunta se haría años más tarde en el campo de concentración.
-Para qué si ya no vale la pena la lucha, si no quedan héroes, si esta generación está corrupta y no creo que en las siguientes, ni que en la mejor de luchas se consiga restablecer el orden, porque ya no se sabe luchar. El País está corrupto y no te hablo de ladrones ni asesinos, está corrupto porque la ley no es ley para nadie. No hay héroes, ni santos ni poetas, hay “hombres sinsubstancias”
Inspirada en; Crónicas del Alba Ramón J. Sender
No he podido evitar recordar a Pepe y Valentina al ver la foto del Reto. Pepe quería volver por el mar, pero el mar se había marchado de aquel pueblo donde fue feliz hacía mucho tiempo. Siglos. La forma de volver era como un héroe, pero no pudo ser. La inocencia la tenía a flor de piel. No estaba loco. Nunca lo estuvo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario