Y en mi defensa diré
que fuiste tú quien me escribió primero. La inspiración llegó contigo convirtiéndote
en la víctima perfecta. Quisiera entrar en uno de mis poemas y ahogarme en ti,
pero estoy sentenciada a nadarte entre letras porque no tienen lo que se
precisa.
¿Sabes? me cae muy mal la chica que responde diciendo que el
número al que llamo no existe… Será que descubro que soy transitoria con el
alma en vilo al ver que no me llamas. Aquí, en este lugar tan común llamado sin
ti, he conseguido que el día dude de si es de noche, y será que no quiero dejar
de escribirte en mis sábanas rotas de tanto te quiero.
Sigo como si
estuvieras; tomando leche con café, leyendo libros del revés –yo, no ellos-,
escribiendo a las paredes suspirando tu, Tan tú. Diciendo: estoy bien, estoy
bien. Sintiendo que es tu sombra la que me viene a la idea penetrando en
silencio como lo hacen las horas.
En mi defensa diré
que fuiste tú quien partió primero, y que le voy a presentar una reclamación a
esa operadora antipática que habla como una cotorra y no me pone en contacto
con el cielo.
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