sábado, 1 de julio de 2017

Natural


Me despertó el aroma del café recién hecho. No estaba ni peinada ni en una postura sutil, tampoco arropada por una leve sábana. Eso solo pasa en las películas. Sin embargo, apareciste en la habitación con las dos tazas y su maravilloso aroma. Café con leche. Tampoco suena poético, pero es lo que nos sabe a los dos a esa hora. Lo tomamos horas más tarde, frío, mientras yo ataba mi pelo y tú me decías lo preciosa que estaba y lo bien que olías a mí.

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