martes, 17 de octubre de 2017

Lo sé.

Hoy te vuelvo a dar la espalda. Eres una molestona que siempre me adviertes. Dame tiempo a terminar, y si me dejas, como hasta ahora, reviviré con un ojo en tu guadaña y otro en las letras.
Escribo. Abro mis venas.  Mastico chicle y hago pompitas que explotan en mi cara. Cruzo las piernas. Me descubro, a sorbos. Me apunto a un rescate.
Me muerdo las ganas. Resoplo pesares. Déjame mirar al amor, aunque sea, un desafío a la cara, como una nena caprichosa que patalea por un globo que se va.


Me rasco las piernas, me quito las medias, suelto mi melena, la ato a su cuerpo, emborrono, busco, rebusco, escupo. Lo sé. No debo.


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