Esta fotografía no dará la vuelta al mundo como lo hizo la
de aquella pareja que se besaba en el andén, o la de la niña que corría desnuda tras el accidente, o cuando se casó aquella niñera con el príncipe que la convirtió en
reina de la tristeza.
Nadie está a salvo de ser un héroe, incluso sin ser
consciente que arriesga su vida desde la sombra. La elegí a ella porque sería
la única persona que podía hacer mi trabajo, la mano inocente que pondría el
ingrediente a la mesa de aquellos asesinos. Aquí, ella, quedará atrapada para
siempre en una instantánea sin saber que nos salvó la vida a todos.
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