jueves, 19 de marzo de 2020

Siempre tuya


 Será que me he puesto de moda, porque buscan un blanco fácil y creen que tengo todas las papeletas. Cuidadito en no caer uno tras otro adelgazando nuestros bolsillos, más ahora tras este contagio.
Hay mucha gente realizando un  atracón de llamadas. Letras, a mano armada vía mail, y perretas de reenvío… recorreo, rellamada de super-agentes; man and woman in black; su humilde trabajo consiste en estafar a una lista de desconocidos amenazándolos, delicadamente, y dejándolos al borde del infarto a cambio de una comisión de fjvdfd”.
Al parecer le debo una pasta gansa a todas las entidades bancarias que se ponen en contacto conmigo por correo electrónico. Claro que cuando leí, -sí leí-, me sorprendió que Bankia se despidiera con un “Siempre tuyo”. ¡Si me hizo hasta ilusión!
Correos quiere que pague no sé qué cosa por anticipado que no he pedido, puede que por telepatía o sortilegio, pero no tengo  ese programa descargado, aún, en mi pc, tablet, móvil, termomit, conga, lavamatic one touch, etc., pero que viene de camino aunque se cierren los pasos.
Con esto de la cuarentena descuelgo el teléfono sin mirar quién es, -vale, este tema lo hablaremos cuando bajemos del pódium el 23 F para subir a la que tenemos encima y un señor con gafas declare el Día Mundial en que nos soltaron a todos-.  A lo que iba:
A veces escucho una tediosa melodía, el soundtrack del tráiler de lo que me espera.  Las llamadas desde números de otros países no cesan y ya no sé cómo decirles que mi madre no está. Fuerte fatigas.
Los que se vuelan la barda son las compañías timofónicas; ofertas tentadoras hasta para el mismo diablo, mientras mi señal de siempre comienza a entrar en estado comático interrumpiéndose a cada rato…, seguros de decesos, por si paso a mejor vida, y algún que otro que corta, o se le corta, la comunicación –tiene que estar desesperadito. El pobre-. Que sepa que sí, que estoy en casita y yo nunca juro.
Lo de la receta electrónica caducada no tiene desperdicio. He madrugado a las cuatro –porque les creía a todos durmiendo, cuenten ovejas, o algo, mishijos- y sigue cantando error, error, error…ya son cuatro días intentándolo y me toca cita telefónica a riesgo de una bronca porque piden que no lo hagamos si no es necesario. Lo sé, lo he visto en las noticias, lo he escuchado en radio, memes, se cuela en yutu y demás.
Lo dicho: estaré de repente a la moda,  pero reconozco que más de uno me hace reír y quiero darle las gracias por tenerme en su lista de posible pensionista/blanco fácil.
 Sepan: Que no quiero treinta y pico G durante dos meses gratis. Que no voy a cambiar de aseguradora. Que me han atendido amablemente y ya tengo mi receta. Y que hace falta más que un macarra internauta para reventarme la vida.

 Por lo demás, la familia bien. Gracias.

Siempre tuya.

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