Reconozco que me tiembla el pulso igual que tiemblan mis piernas cuando te acercas al roce
del demasiado y de repente me besas. Entonces comienzo a escribir y a
escribirte, como si mis dedos pudieran empaparse en tus ojos marrones y sacar
la tinta precisa para hacerlo. Tengo que
reconocer que entre las comas y tu pelo hay metáforas en pleno reconocimiento.
Que pierdo las letras a cada rato y las busco en la cocina, en tu balcón, o en
cualquier esquina donde hicimos el amor. Y de repente es tu voz la que me guía
hasta tu cama y ahí, donde hace nada
encontré el norte y perdí los puntos suspensivos, las encuentro desnudas,
eróticas, desvergonzadas y de repente, llamas a mi punto g poema, y -¡joder!- tengo
que reconocer que no sé escribir.
martes, 16 de octubre de 2018
lunes, 15 de octubre de 2018
¿Nos vemos?
Déjame terminar el poema que comencé en tu pecho. Ya, tú no lo sabes, pero quedarse a medias de una conversación con tu piel, es como dejar que el último ría primero cuando ya no tiene gracia. Como cuando me diste aquella pastillita de fresa de tu boca a mi boca dejándome con las ganas. Como regalar a un niño un payaso de cristal perdiendo la risa en una estantería porque no puede venir a jugar, o como tener la llave de los tesoros de Da Vinci y resulta ser una goma de borrar. Como pelar mandarinas a deseo y luego están verdes y amargas, o como cuando siendo mentiras las palabras los dos dijimos estoy bien renunciando a la verdad.
No permitas que se borre aquello que escribí -¿recuerdas?-; fue cuando besaste mi frente y luego estallaste a reír porque te hacía cosquillas. No quieras llevar una esquela en tu pecho de mi puño y letra, no, no así: “Nos vemos donde te conocí, en el mismo sitio, a la misma hor…
Claro que si no sabes de qué te hablo, no valdrá la pena volver.
sábado, 13 de octubre de 2018
El alma en hilo
Quiero a aprender a coser. Lo tengo decidido. Comenzaré por
comprar una tela de tejido ligero que en verano tenga la calidez del mejor de los deseos y en
invierno sea más testigo de besos que de despedidas. La quiero de un color que
rime con tus ojos -eso no lo tengo claro-. También necesitaré agujas que no rompan
en la entrada o la salida cuando se justifiquen. Hilo, sí; fuerte y a juego también
con tus ojos y con la resistencia con la que abrazas o la firmeza con la que sujetas mi mano, pero que no se note en el
acabo. Un dedal, que sabes que soy una chica muy torpe en esto tan desconocido de
coser y desbaratar, no sea que me pinche y estropee cualquier parte del tejido
y con el alma en vilo tenga que volver a empezar. Alfileres para después hilvanar
- ¿o es al revés?- será quizás lo más pesado porque me es complicado y sabes
que no sé coser claro… y a veces se me escapan las metáforas. Y un metro que me
ayude a entenderte centímetro a centímetro, pero tranquilo, mediré en primer
lugar tu pecho izquierdo. Y para que todo esté bien medido y conste que no me
olvido, una libreta y un lápiz, ese será quizás el mayor riesgo pero te aclaro, que me dejaré el alma en cada segundo porque como
bien sabes, no sé coser, ni medir ni cortar, pero quiero aprenderte y
demostrarte lo bien que pueden quedarte estas letras.
martes, 9 de octubre de 2018
Ver por hurgar.
Me pillo dios con la mirada perdida y aprovechó para hurgar
entre la esquina de los diez mandamientos y el cruce del silencio de los santos
y estupefactos prudentes. Y no, no es que me hablara: me dio por pensar y
revivir desde los basureros perpetuos, cayendo en la suma de las promesas eternas
que lleva, esas que mueren cada día entre sus propias mentiras. Todo fueron
porqués, todo fue te lo suplico, todo culpa y mala resignación, pero no sé si
recé. La única conclusión que he sacado es que existe, todavía, porque se apodera de mí cuando tengo el alma
partida y él… está en celo.
domingo, 7 de octubre de 2018
Y es que parezco
Pareces otoño con el ruido del frío
cualquiera diría que hasta te conoce
arropando con las mantas de tus ojos veraniegos
besando con el caldo de tus labios al roce.
Pareces mentira que llueve en sequía
cayendo a manojos como hojas de árboles
que se desnudan rendidas antes del invierno
para hacerlo en tormentas como los amantes.
Sí, pareces otoño en este mi invierno
algodón de azúcar por todas mis calles
que parezco mentiras en tus mansas lagunas
yo, acequia de tus abriles primaverales.
Y entonces,otoño.
Y entonces hay frases que se extrañan;
No me olvides nunca, te espero en la cala
sacude la arena, dobla las toallas…
Y el verano estornuda cerca de la playa
con lágrimas secas y nariz congestionada.
Le pones el termómetro echando una manta
y lo arropas con ternura
entornando las pestañas.
Y llueve el otoño y despliega otra magia;
mojando la marea, regando las barcas
con el ruido del frío y olor a castañas.
Recordando las frases, sonriendo a las muecas
haciendo preguntas que nunca se acaban
el verano se duerme y le queman las entrañas
con la costa a cuestas
y amores que aun sudan
entre las amarras.
#otoño
#Concurso poesía Zenda Libros-iberdrola
martes, 2 de octubre de 2018
Esencias.
Aquel aroma se fue metiendo por mi piel…por mi sangre hasta
los huesos. Entonces comenzó a mezclarse con el olor de la soledad y la
tristeza… Ahora huele a te echo de menos, pero te juro que no soy yo. Yo tengo
un aroma estable dentro de la gravedad.
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