jueves, 9 de abril de 2020

Frío, frío.


Nada te hace sentir tan mayor como entender que no entiendes nada. Los días pasan y parecen no dejar huella. No, sí que dejan. Dejan lecciones que al parecer hay que aprender desde que nos quitaron el confinamiento el pasado mes de julio. Me río al pensar que en aquellos años veinte se traficaba con vino, güisqui… y estos veinte con papel higiénico, o mejor dicho, con mascarillas. La economía se fue al carajo y ahora es tiempo de reproches, especulaciones, y sacar tajada pisando a quien sea. Tiempo de sentar en el banquillo a los acusados. Tiempo del politiqueo vomitivo gastando una pasta gansa en cada procedimiento en cadena. Panamá, Venezuela y el no te ajunto, son noticia en primera plana. No hay dinero.
 Me he ido por la calle de en medio intentado saber la verdad y perder la habilidad que tengo de frustrarme. La verdad y la muerte siempre han sido dignas de mi respeto. Claro que lo difícil, si la encuentro, será contarla y que me crean. Siento como si estuviera cerca de ella, pero alguien grita:”frío, frío”. Cuándo será que escuche caliente. Mientras tanto pienso en esos niños que rescatan alguna vez de sus poblados para que pasen las vacaciones en un paraíso civilizado; ¿qué se siente al quitarte de golpe el alimento seguro de cada día, el agua de cada día, el juguete o el cariño vacacional de cada día cuando tienes irremediablemente que volver? Así se sienten quizá los pájaros a los que la vida les ha sorprendido con unas vacaciones hasta que los retrovirales hicieron su efecto y la vacuna apareció ocho meses después del primer luto.
 Ya es oficial: A las siete una vez al año habrán aplausos durante décadas. A las siete de cada tarde, los pájaros se quedarán mudos ,y tanto ellos como yo desearemos que alguien grite, Caliente.


martes, 7 de abril de 2020

Amor mío


Sin medidas ni frenos, con deseo,
sin prisas, con fuerza y sin magia,
sin trucos baratos, sin caras despedidas,
a lo loco por mi vida,
como nunca, como viva.
Dilatando mis sueños,
quemando mis pesadillas.
Como si no hubiera mañana,
como si tarde no fuera tarde…
Así te sentí la otra noche,
Amor mío que estás en el cielo.

viernes, 3 de abril de 2020

TENTACIÓN


¡¡¡PARA EL CLUB DE LOS RETOS DE DÁCIL!!!
20 Poemas de amor y una canción desesperada de Neruda, dos chocolatinas de Tirma, un cuaderno de crucigramas, y una lupa aunque no se aprecia bien. Esa manchita blanca y negra a la derecha es el rabo de Martín que está molesto por ocupar sus espacios preferidos, ese rabo no entra en el Reto...

Después de  charlar con el techo de mi habitación y preguntarle ¿Cuánto?, estuve a nada de ahogarme por culpa de una gotera que recorría mi cara ensimismada. Retiré un pegote de chocolate de mi brazo e hice una pelota con los dos  envoltorios observando la palma de mi mano pensando cuándo las comí.  Con una lupa leí, Tirma, Tirma, Tirma… Si me hicieran un examen sobre el envoltorio lo aprobaría. Con el dedo corazón la lancé lejos.  La cama me echó a patadas ya que no es la primera vez que buscaba hechos y yo le devolvía palabras; 20 Poemas de amor y una canción desesperada. Patético. Me di una palmadita en la mejilla, fui a por otra cerveza y ahí estaba yo, asomado a la ventana que me sostenía como si fuese una pluma. Tuvo gracia.
A la Luna le dio por presumir. Ataviada con un manto negro, que realzaba su figura descarada, me guiñó un ojito cuando las nubes, fans de su tersa blancura, se abalanzaron a pedirle un autógrafo. Yo la seguía mirando con los ojos extraviados preguntándole, ¿Cuánto?, mientras la pared de mi derecha me pedía que regresara y la de la izquierda tiraba de mí para que la gravedad volviera a mis pies y la sangre a mi cabeza. A mi otra cabeza.
“Cuánto” se repetía en mi estómago, en mi pecho, en mis pulmones. Fue la primera pregunta que tuve que hacerle para que se dignara a hablar conmigo y me dedicara una sonrisa un año antes. El abracadabra. La última pregunta para que pudiera cuadrar un lunes el  crucigrama dominical. El seguro de vida que hoy me mataba. Me daban ganas de vomitar solo de pensarlo.
-¿De qué te ríes? –preguntó  mimoseando la Luna mirando fijamente mi boca.
Empiné el codo apoyado en la ventana. El penúltimo sorbo de mi zumo de cebada sabía al mejor de todos.
-¿De qué te ríes? –insistió nerviosa soltando una carcajada, mientras yo acariciaba la boquilla de la botella con mi labio inferior.
Y la besé.

viernes, 27 de marzo de 2020

Nunca más

¿Cuándo aprenderás?, –me dice esposándose a mi cintura– Cuándo será el día en que te des cuenta de que te quiero vestida. Bueno, también desnuda, no te voy a mentir. Te quiero así, sin pesadillas, como alguien que me cuenta que al fin soñó un mundo donde no regían las leyes de la física y se dejó llevar. De puntillas pegada a mí, pero sin temblar. Confiada sin extraviar la mirada. Pero así, con esos besos que no puedes disimular, pero disimulando las ganas de escapar. O mejor, en una de esas, quieras quedarte pegada a mí lo más lejos posible de tus “Me tengo que ir”.

Entonces me mira con esa mirada no recomendada para cardíacos, ni para corazones a media asta. No recomendada para todas mis debilidades, y una lágrima que apuñala su cara le dice, ¡No estarás planeando hacerme feliz! Mira que no busco un mesías profesional, lo que necesito es un héroe.
Y me abraza. Pero no me fío.

martes, 24 de marzo de 2020

Ños


Me molestan las canciones que más me gustaban y los aromas por los que babeaba.
Me molestan las vistas de mi ventana y el nombre compuesto de mi almohada.
Me molestan los versos que escribí con  ilusión y más los que escribí llorando.
Me molesta que no esté vacío el roto espacio de mi corazón.
¡Ños!, me molestan, y mucho, saber que amor no fue Amor, las sombras que no te llevaste de mi cuarto, del sofá, del mando a distancia, de la puerta de la calle, de mi ventana…de mi boca. Me molesta no ser tú sin yo.

jueves, 19 de marzo de 2020

Siempre tuya


 Será que me he puesto de moda, porque buscan un blanco fácil y creen que tengo todas las papeletas. Cuidadito en no caer uno tras otro adelgazando nuestros bolsillos, más ahora tras este contagio.
Hay mucha gente realizando un  atracón de llamadas. Letras, a mano armada vía mail, y perretas de reenvío… recorreo, rellamada de super-agentes; man and woman in black; su humilde trabajo consiste en estafar a una lista de desconocidos amenazándolos, delicadamente, y dejándolos al borde del infarto a cambio de una comisión de fjvdfd”.
Al parecer le debo una pasta gansa a todas las entidades bancarias que se ponen en contacto conmigo por correo electrónico. Claro que cuando leí, -sí leí-, me sorprendió que Bankia se despidiera con un “Siempre tuyo”. ¡Si me hizo hasta ilusión!
Correos quiere que pague no sé qué cosa por anticipado que no he pedido, puede que por telepatía o sortilegio, pero no tengo  ese programa descargado, aún, en mi pc, tablet, móvil, termomit, conga, lavamatic one touch, etc., pero que viene de camino aunque se cierren los pasos.
Con esto de la cuarentena descuelgo el teléfono sin mirar quién es, -vale, este tema lo hablaremos cuando bajemos del pódium el 23 F para subir a la que tenemos encima y un señor con gafas declare el Día Mundial en que nos soltaron a todos-.  A lo que iba:
A veces escucho una tediosa melodía, el soundtrack del tráiler de lo que me espera.  Las llamadas desde números de otros países no cesan y ya no sé cómo decirles que mi madre no está. Fuerte fatigas.
Los que se vuelan la barda son las compañías timofónicas; ofertas tentadoras hasta para el mismo diablo, mientras mi señal de siempre comienza a entrar en estado comático interrumpiéndose a cada rato…, seguros de decesos, por si paso a mejor vida, y algún que otro que corta, o se le corta, la comunicación –tiene que estar desesperadito. El pobre-. Que sepa que sí, que estoy en casita y yo nunca juro.
Lo de la receta electrónica caducada no tiene desperdicio. He madrugado a las cuatro –porque les creía a todos durmiendo, cuenten ovejas, o algo, mishijos- y sigue cantando error, error, error…ya son cuatro días intentándolo y me toca cita telefónica a riesgo de una bronca porque piden que no lo hagamos si no es necesario. Lo sé, lo he visto en las noticias, lo he escuchado en radio, memes, se cuela en yutu y demás.
Lo dicho: estaré de repente a la moda,  pero reconozco que más de uno me hace reír y quiero darle las gracias por tenerme en su lista de posible pensionista/blanco fácil.
 Sepan: Que no quiero treinta y pico G durante dos meses gratis. Que no voy a cambiar de aseguradora. Que me han atendido amablemente y ya tengo mi receta. Y que hace falta más que un macarra internauta para reventarme la vida.

 Por lo demás, la familia bien. Gracias.

Siempre tuya.

domingo, 15 de marzo de 2020

Fotografías


Esta fotografía no dará la vuelta al mundo como lo hizo la de aquella pareja que se besaba en el andén, o la  de la niña que corría desnuda tras el accidente, o cuando se casó aquella niñera con el príncipe que la convirtió en reina de la tristeza.
Nadie está a salvo de ser un héroe, incluso sin ser consciente que arriesga su vida desde la sombra. La elegí a ella porque sería la única persona que podía hacer mi trabajo, la mano inocente que pondría el ingrediente a la mesa de aquellos asesinos. Aquí, ella, quedará atrapada para siempre en una instantánea sin saber que nos salvó la vida a todos.