“Seamos como las águilas que cuando hay tormenta vuelan más alto y no
como los pajaritos que se esconden entre las ramas de los árboles”.
El otro día escuche: “¿A mí me dan a elegir entre Súper Man
y Clark y a quién te crees que elijo?”
¿Qué tienen los chicos malos que los hacen tan atractivos?
Esa aparente mosquita muerta, de repente es un hijo de
puta que no se va a andar con tonterías.
Tranquilas femi-risas y femi-cabreadas… Hay algo evidente que nos viene en los
genes (consulten en S. Google que yo no tengo ganas de un copia y pega) desde
las cavernas con sus piedras pintadas, sus mujeres avivando el fuego, tomando
una lanza y defendiendo solas, solas, solas, a la familia mientras los hombres iban de caza, pesca…en busca de alimentos y recursos. ¡Qué organizados eran!
Yo no sé en qué momento nos volvimos tan princesas esperando a que el duque desenvainara
la espada y cayera de boca desde su caballo a nuestras lozanas castañas
imperiales –talla más, talla menos–.
Las mujeres; las de verdad,
jamás perdonamos a un hombre que no tenga fuerza en “casi” todos los sentidos
en los que se puede definir esa palabra. No hablo de superioridad física, que
conste, por eso lo de casi. Hay que tener fuerzas para llorar aunque sigan
diciendo que son lágrimas de cocodrilo, fuerzas para pedir ayuda, fuerzas para
reconocer que se está enamorado etc. Reconocer incluso una debilidad, sea
sexual, comestible, un juego…yo qué sé. Vale, tampoco es cuestión de darles una
medalla ni introducirles en el libro de los records como la octava maravilla o,
suavizando un poco, una obra de arte plasmada en un libro –la número 99– (iba a
escribir 69 pero tengo tos y si me da la risa…)
¿Por qué los malotes? –a estas alturas espero que entiendas
que no hablo de maldad que te lo tengo que explicar todo– porque nos atrae alguien
que tenga criterio propio, que no sea un pelele, que sea capaz de distinguir y distinguirse.
En pocas palabras; “Un Hombre”.
El miedo nos paraliza y tener valor/fuerza, para enfrentarlo
no lo tienen los gigantes con pie de barro…lo tienen aquellos, musculitos o no, –ya te lo dije– que se atreven. Eso los convierte en hombres sólidos y por
consiguiente, mucho más atractivos.
Toda esta cantaleta es para decirte querido hombre: – ¿A qué
pensabas que escribía solo para chicas? –, que no imites a basuras o lo serás.
Sé un malo malote, por favor, pero de los buenos.
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