Recuerdo que hice mío el instante; el lunar del final de tu escote
cuando nos presentaron. Te dije que desde ese día iba a suprimir de tu vida
todo aquello que no te hiciera reír. Soy hombre de palabra. Recuerdo, que cuando
quise darte el primer beso, robado, por
impulsivo chocaron nuestras cabezas y me llamaste loco perdiendo la oportunidad.
Tu miedo a pisar el acelerador en aquel BMW escandaloso de motor, y de color, que
abandonaste a mitad de la carretera en Mesa y López. Y cuando te cantaba My Way,
Nesun Dorma, Perdóname… y te quedabas lela, con los ojos a punto de lágrimas. Jamás
entenderé cómo convenciste al taxista para que se viniera a desayunar con
nosotros a la cafetería del Materno porque era el único sitio abierto a aquella
hora de vuelta a casa, y como discutimos llegando a la conclusión de que fui yo.
Cuando te dije que tenía un diario escrito en papel higiénico y te dio un
ataque de risa y aproveché ese instante para al fin decirte te quiero, pero no
lo escuchaste porque ya estabas medio sorda -¡joder!-, desde ese momento sería tu motivo de todos los
días para recordarme, dijiste que ni de coña lo olvidarías que ahí no entraba
el suprimir…-¡jo-der!-. Cuando me presenté adornado con un collar de chorizos
de Teror en la discoteca y tú pusiste cara de esto no puede estar pasando. Reconozco
que me dio vergüenza el estado de mi cuarto en aquel garaje donde lo hicimos
por primera vez oliendo a chorizo. Tú levantaste mi falda de canaria con apuro
y yo dejé caer tu vestido con solo tirar del lazo de tu cuello, y resultó que
yo también temblaba. Ya no me importó hacerlo en todos aquellos sitios donde poder
quitarte la ropa con tal de sentirte pegada a mí. La de cenas, cines, teatros y
partidas de dardos que dejamos a mitad.
¡Qué buenos recuerdos! Nunca nos dijimos adiós. Fue un hasta
siempre, cariño; My Way, Nesun Dorma, Perdóname… Te quiero. Te quiero. Te quiero.
Y tú, mientras
escribes utilizando más que nunca la tecla suprimir… ¿Me recuerdas?
13/10/2018 D.E.P
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