Por consiguiente: las palabras final y feliz, no deberían estar contenidas en la misma frase rimando, indudablemente, con la palabra miedo, porque eso es un trío
donde solo eyacula éste, derrumbando
sueños sobre
realidades que tiemblan, no sabemos si de felicidad (al fin y al cabo o al cabo del miedo) o de frío, (a pesar del fuego), dejándonos rotos. Pero rotos así; reducidos a un saludo. Rotos hasta la espina dorsal. Bien rotos… como de costumbre.
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