–Creí que tenía más. ¿Cuánto me queda? –dijo ella
con un leve suspiro. Pero él no respondió–.Qué ruido tan terrible es el
silencio –Continuó hablando mientras se colocaba la mascarilla en la cara
intentando recordar cuándo enfermó.
–Te la puedes quitar –dijo el Tiempo quitándole el
suero y colocándole una tirita en aquel brazo lleno de agujeros mirando el
reloj.
De pronto, unos ojos
amarillos brillaron en la oscuridad y el Tiempo se concedió una leve pausa para
mirarla por última vez. Ella, con el corazón hecho una bola de ozono se fue…destruyendo.
Fuerte, la realidad de muchos.
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