Tres años hace que se me murió un poema, Te quiero, No te quepa la menor duda.
No sé qué es peor: si pensar en lo que pudo ser o recordar lo que nunca pasó, y -¡qué cosas! soy yo quien reza un nomeolvides.
Hay una epístola que reza -sentencia de mi mala suerte- <<El día que no escriba dejaré de quererte>>.
Mientras tanto sonrío a todo lo que sigue sucediendo cada vez que sueltan a la luna.
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