sábado, 29 de julio de 2017

Aldonza

Me huye la mirada. No soy esa delicada flor que se arranca y arrastra hasta la puerta de su casa, besando su frente, rogando amor o muerte, fingiendo pudor.
Ni luz que ilumina sus pasos descalzos por la madrugada ni haré con lágrimas un lavatorio de pies ni de mi pelo una toalla.

Ni la gaviota blanca que vigila las sombras de un Quijote en una playa, que lava sus polvos entre sirenas mientras Dulcinea, disfrazada de mengana, le espera en la esquina para lamerle la sal. Puedo solo ser la embustera que le diga lo que quiere oír y haga lo que nos dé la gana.






Fiel de profesión

Qué fácil ha sido quererte. Me lo pusiste a huevo. Ni un tira y afloja. Un no pero sí.
 He agotado todas las posturas, los besos y salivas, conozco tu cuerpo con las piernas abiertas y los brazos cerrados, con los ojos cerrados y la boca abierta. Trato de ser de los dos la más fuerte, por esas promesas de lealtad que hicimos, de comer en la cama y hacerlo en la mesa. Pues eso; ahora que muerdo la almohada y me limpio en otra servilleta que huele a mentira,  me falta el valor para pelear por mí.



martes, 25 de julio de 2017

Apúntamelo ahí

Debo muchos cafés. Son deudas pendientes en tazas rojas y platos rotos, en vasos de plástico que asan los dedos y las lenguas, en buches calientes, hielo, con o sin azúcar, o solamente fríos. Debo manchas a los vestidos que no estrené y excusas a las citas que no acudí. Debo saliva a los sellos, aun en pesetas,  y a las hojas de los libros que me salté. Puede que deba disculpas por lo que hice y no me enteré, y me sobren de las otras por si acaso. También tengo cuenta pendiente con los cuando quieras, cuando puedas, y, el ya veré, ya te llamaré…. No sé si me perdonarán, tampoco recuerdo si ya perdoné. Hace tiempo que no me ocupo de quien no se ocupa.

sábado, 1 de julio de 2017

Natural


Me despertó el aroma del café recién hecho. No estaba ni peinada ni en una postura sutil, tampoco arropada por una leve sábana. Eso solo pasa en las películas. Sin embargo, apareciste en la habitación con las dos tazas y su maravilloso aroma. Café con leche. Tampoco suena poético, pero es lo que nos sabe a los dos a esa hora. Lo tomamos horas más tarde, frío, mientras yo ataba mi pelo y tú me decías lo preciosa que estaba y lo bien que olías a mí.

miércoles, 28 de junio de 2017

Misión cumplida

Saltó a tierra tras degollar a la tripulación. El segundo de abordo fue en morir el primero. Al contramaestre lo dejó para el último. Las huellas que iba dejando por la arena  permanecieron hasta subir la marea, borrando el rastro de su pie y el arrastre de la pata de palo. No había  nadie. Una bandera azul deshilachada otorgada en 2017, le sirvió para arroparse. El barco holandés con bandera negra quedó a la espera. El mapa marcaba una equis señalando la Montaña de Ajódar. Ahí tenía que dejarlo y desaparecer sin hacer preguntas. Durmió en la playa y antes del amanecer emprendió el camino para cumplir su cometido. En la falda de la montaña abrió un hueco en el suelo, enterró un cofre, escupió con rabia, sacó de su faja un cuchillo ensangrentado, cortó un mechón de su pelo y lo quemó todo junto con el mapa. Cubrió el hueco. Desandando el camino regresó a la playa. Se desnudó y se lanzó al mar perdiendo la pata de palo, suspirando por el contramaestre. Ahí en las profundidades la esperaban sus hermanas Custodias de aquel sitio, al que ella ltodavía llamaba “Santiago de los Caballeros”.


viernes, 16 de junio de 2017

Carne, huesos y tú.





Mira que me lo advirtieron. Anduve tras sus pasos. Le busqué en las calles y en sitios malditos. Creí tenerle a mis pies, pero andaba en busca de sumar otra, a su larga lista de estúpidas. Bastó un te quiero para que me rindiera. Cada gesto, cada suspiro, eran anotados a fuego en mi pecho, recorrían mi carne, mi sangre, sin darme cuenta de la burla entre sus piernas. Dibujé corazones en mis sábanas  de un hilo cualquiera y como una cualquiera me sentí en cada despedida de excusas tramadas. Mira que me lo advirtieron. ¡Maldito caso! Busqué una salida, barrida por la tristeza, a esa telaraña en la que estaba atrapada: Su piel; cementerio de desamores. Sus ojos; falsos epitafios que con lástima leímos todas. Su boca; veneno sin antídoto en la mía cerrada, abierta a su lengua  sin defensa. Entonces asesiné mi sutileza, la calidez de las caricias, los besos hasta hinchar los labios, los orgasmos hasta mojar la cama y me concedí el premio a la mejor actriz. Ya no busco unas manos que me sostengan, ni un amor que me tenga entusiasmada. Parpadeo,  se alejan y les tiembla la voz y lo entiendo, ¡claro que lo entiendo! Porque he aprendido a jugar sucio para que nadie olvide que soy de carne, pero también de hueso.

jueves, 15 de junio de 2017

Yo amo. Tú amarás.

Desde que te conozco supe que ya te conocía de antes. No idealizo ni maldigo por estar equivocado, porque no me equivoco. Lo sé. Seguiré intentando que sientas lo que yo siento, cómo de repente un verbo se convierte en todas mis conjugaciones mientras tú me respondes con pasados imperfectos, futuros inciertos y presentes negados.