Escuché el llanto de un niño.
Dos amantes de dos camas.
El grito de un velatorio
durante la madrugada.
Brilló la luz del mechero
de quien juega entre las sabanas.
Mi respiración pausada
por miedo a ser traicionada.
Ladró un perro ¡maldita sea!
que a mis tacones delataba
y al que compra en una esquina
saludando a las fulanas.
-¡Cuánto! -gritó desde el coche.
¡Corre,corre, corre! No pares hasta llegar a casa.
No sé si has leído a Bukoswky, pero este poema, que me encanta, es de su estilo. Ah, reconozco que Bukoswky es mi poeta fetiche...
ResponderEliminarNo, no sé quién es, pero lo anoto en mis cuentas pendientes. Gracias, gracias.
EliminarTenso, incertidumbre. Me gusta
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