viernes, 6 de enero de 2017

Soledades

Desperté en la noche con la sensación de haber dormido demasiadas horas. ¡Faltaba tanto para amanecer!  Las lágrimas brotaron. Quizá fue una pesadilla y ya la había olvidado. Dolía. Encendí la luz. La apagué, dispuesta a dormir, pero el frío en mis manos y pies no eran buena compañía, solo soy buena compañía en verano. Cerré los ojos temblando y te vi. Ya no recordaba esa sensación, eso de no estar sola. Entonces ardió mi habitación a la temperatura que desprendes cuando es endiabladamente insoportable tenerte tan cerca.


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