lunes, 9 de enero de 2017

Envidiable

Hace unos días me encontré con alguien que marcó mi infancia. No la reconocí ni fijándome en sus ojos. Por más que la miraba mientras decía -¡Pero si eres la misma! No has cambiado -no encontré ni un solo rasgo de la reina de las fiestas del barrio…
…Por el contrario fui la última de la fila para no tapar a los demás en las fotos. Todos gritaban: <¡Ahí viene ella!>, y salían corriendo felices a esconderse sin darse cuenta del daño que eso me ocasionaba. Con el andar del tiempo mis amigos comenzaron a ser solo hombres mayores que yo y eso causó envidias, sobre todo en las chicas diez de la época. Se preguntaban cómo era posible que alguien como yo, que no vestía a la moda y no daba la talla, porque la superaba en todas las dimensiones en su, super/mega/pop, sistema métrico decimal, pudiera estar rodeada de los chicos por los que ellas babeaban y para los que empleaban sus mejores armas en su afán de cazarlos. Ellos apreciaban mi compañía, las horas de charlas, las letras, mi guitarra y sobre todo mi niñez.

Pasaron los años para todos. Unos calvos, otras con sobrepeso y yo, que acostumbrada a no pasar horas ante el espejo me siento genial, acepto los cambios,  agarro todos los días mis complejos y los saco a la calle porque sé que nadie se volteará para ver mi cuerpo, a traición, y es algo que agradezco, pero sí que se quedará cuando sienta quien soy realmente; aquella a la que muchos temían.

2 comentarios:

  1. Así es, eres una mujer bella por dentro y por fuera. Siempre lo has sido. Pero como sabemos que los estereotipos son los que se llevan. Pues ahí queda en el retrovisor, los cuerpos cambian. Pero nosotras seguimos siendo personas y tu maravillosa.😘😘😘

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