Hay momentos en los que me dejo llevar por esos
pensamientos infundados sobre vidas pasadas, que al parecer hemos tenido y se
quedaron guardados en no sé qué memoria del alma. Uno de esos ratos es ahora,
tener que escribir sobre una pajarita es para mí como hacer una de aquellas
penas; “escribir cien veces no debo hablar en clase” Ahí es cuando juzgo a la divina providencia
porque me envía eso a lo que yo llamo,
“lo peor que me ha pasado y no merezco”. Otras veces es el momento mágico/
trágico, en que aparece una mariposa o una pajarita -confieso que les
tengo pánico-, y es en ese instante en el que creo fehacientemente que en una
vida pasada me encerraron en una cueva subterránea con una pandilla de estos
insectos y mi muerte la ocasionó el terror de tenerlas encima. Con decirles que
una vez di tal grito en la parada de la guagua, que hasta los coches frenaron
pensando que algo terrible pasaba en la acera. Ahora que se ha llenado la isla,
mi casa y cualquier sitio por el que yo ando, todos me dicen cuando las evito que
tengo suerte, que son seres de luz, que la luz va hacia la luz, como la que
está ahora mismo aquí mientras escribo y en cualquier momento terminará
aplastada, manchando el pupitre mientras yo grito, como la que vende pescado, y
correré a lavarme las manos como Poncio pero a lo bestia y sin sentimiento
alguno de culpa. A ver con qué cara vuelvo a entrar a esta sala tras mi
apoteósica, y patética, acción. ¡Ojalá y se apagara esa mi luz!
jueves, 1 de diciembre de 2016
miércoles, 30 de noviembre de 2016
Fe
Te he llamado octubre porque no sabía tu nombre y lo repetí tanto que ya no me sabe nombrarte de otra manera. Ya tuve un setiembre platónico y algunos eneros fallidos, agostos inacabados y tantos otros diciembres, también meses por años sin nombre. Serás octubre. Ya conozco el ritual. Es la ventaja de lo aprendido y puede que algún mayo o febrero, o cualquier mes de estos, te atrevas a decir mi nombre.
Rosy Robayna C. 30/11/2016
Rosy Robayna C. 30/11/2016
miércoles, 23 de noviembre de 2016
Ahí queda eso
Creo que las letras
cometen un enorme error cada vez que intentan explicar en dolorosas frases qué
se siente, qué duele o a qué olía, por poner un ejemplo, en cualquier instante
descrito. Qué fácil culpar a las letras y no al que escribe. Lo mismo sucede con el cine o cualquier tipo de arte y por lo tanto,
generación tras generación escribimos sobre lo mismo, intentado describir todas
esas emociones y sensaciones sin quedar del todo satisfechos, conjugando de
infinitas maneras las palabras aunque nos remitamos alguna vez a ciertos
eruditos del arte para simplificar lo que queremos mostrar. Partiendo de esa premisa, escribo.
23/11/2016 Rosy Robayna C.
viernes, 11 de noviembre de 2016
Porque escribo
Puedo ser leyenda no leída
levantar muros y derribarlos,
escoger el camino fácil y salir bien librada.
Buscarte en un bosque encantado
y besarte las veces que quiera.
Puedo escribir como Neruda, porque así estoy a salvo.
Rosy Robayna (11/11/2016)
Lutos fingidos
Llegaron los seres heridos al entierro.
Unos tenían herido el compromiso,
otros el alma y el corazón.
Rosy Robayna (17/07/2016)
Unos tenían herido el compromiso,
otros el alma y el corazón.
Rosy Robayna (17/07/2016)
miércoles, 9 de noviembre de 2016
Mentiritas
¡Es mentira del poeta!
Nadie roba un corazón.
Nadie muere por amor.
Nadie muere por amor.
Aquí late y da vueltas
y vive... y duele.
y vive... y duele.
Aquí está desganado
aburrido, desquiciado.
aburrido, desquiciado.
Y el cerebro ni te cuento ;
mira que tiene argumentos
el lógico cuentista de cuentos.
Ven, róbalo, me harás un favor,
porque en un ataque crónico de lógica
conseguí olvidarte.
Y no te busco, desde entonces,
en un sentido, ni entre letras.
en un sentido, ni entre letras.
Solo sé que me cansa este oficio de buscarte
la manía constante de querer encontrarte
Rosy Robayna C. 09/11/2016
sábado, 5 de noviembre de 2016
No me mires, o sí.
Le he visto andar en silencio perseguido por palabras
que juegan al escondite con su mirada.
He visto también la envidia rozando su tibia sombra
pero siempre sale airoso ignorándola.
He visto babeantes musas ficticias que le acosan,
fingiendo entender cuando él habla.
Y en su mirada brilla la angustia de la soledad que ya es costumbre y que a su lado, él mismo pasea airosa.
Yo, que le he visto,
tengo miedo que vuelva a mirarme
y al fin me vea y entonces,
también me mate entre letras.
Rosy Robayna C. (05/11/2016)
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