jueves, 25 de mayo de 2017

Basado en un falso rumor

¡Qué susto me he dado, he perdido el DNI!
 Como me dijeron que podía pedir cita por internet entré para facilitarme el traslado. Al abrir la Web de cita previa, un aviso, rojo-susto,  decía que habían jaqueado la página y no era segura. Pensé en cómo podía ser que la policía estuviera en ese estado de  inseguridad, pero como pasan tantas cosas raras en la vida…  Así que llamé al teléfono de cita previa que encontré al lado del rojo- susto y comencé a seguir los pasos. La operadora, muy correcta y monosilábica, me pidió que dijera en voz alta el idioma deseado; euskera, gallego, catalán o castellano. Yo repetí que castellano, pero la pobre no me entendió y repitió la pregunta tres veces, con tanta mala suerte que  se cortó la llamada. Volví a llamar y gracias a que era la misma operadora, y tras repetir la pregunta al fin entendió la pobre lo del idioma y me pidió que marcara mi número de DNI y la letra 45896887X. Luego de hacerlo, con la misma amabilidad, me dijo que lo repitiera y así lo hice. No recuerdo cuántas veces. Entonces va y me dice, y creo que ahí perdí, levemente, la paciencia porque me dieron hasta fatigas:

< Su cita para tramitar su DNI número-00000000X es para>…


 < ¿Pero qué número es ese coño? > Dije con la amabilidad que corresponde a ese tipo de momentos, y le colgué. Yo espero que no me escuchara. Tras tomar agua y azúcar me vestí y tomé la guagua hacia Juan XXIII. Fui al edificio de la Jefatura y le conté a un agente, con cara de que todo el mundo debe y nadie le paga, el agente digo, lo ocurrido. Recomendó que pusiera una denuncia y como yo no me iba a denunciar a mi misma por despistada, y tampoco iba a denunciar a un pobre desconocido; ladrón, seguramente en paro, alto, guapo, con los ojos azules y verdes, además sabiendo que  lo perdí yo, y que no conozco a nadie así, quedé en ir al día siguiente tras advertirme, el agente, que estuviera antes de las ocho de la mañana porque al parecer las colas sin cita llegaban al Parque Romano y el tope de atención por día, sin cita, no daba para tanta gente. A las siete y cuarto, hora canaria, ya estaba yo sentada en las escaleras, más sola que la una, vigilando a las cucarachas por si se acercaban, y al policía del día anterior que ya me tenía mosca porque me vio y saludó diciendo, con la misma cara del día anterior  <Ya estás aquí>. ¡Se quedó con mi cara eh!  Cuando por fin pude entrar tomé número y me senté pensando que quizá me confundió con los de los carteles que hay entre los más buscados. El corazón se iba a salir por la boca. Pero me dije: <Tonta, qué te vas a parecer tú a estas personas tan serias si siempre sonríes>  Comencé a buscar en otro lado y vi fotos del cuerpo nacional de policía y, asombraíta, caí en la cuenta de que tienen truco. ¡Vamos que si lo tienen! Como la de las estrellas de cine porque, ni uno solo de los que vi tenía ese cuerpazo que quita el hipo, de las fotos, comprendiendo que las tendrían también la de los más buscados. Por cierto; he renovado el DNI 10,60 €, un robo con elegancia. Me han dado un número secreto para que en la Web pueda firmar lo que quiera y digo yo, que si la página de ellos ya canta en rojo amenazante, prefiero llamar por teléfono y que dios me asista.



domingo, 21 de mayo de 2017

La carga

Con la compañía que le sobraba a tantos de tantos se conformaba como quien no quiere la cosa. Adicta a un quizás. Guardó el tocar fondo en la despensa. El corazón en la nevera. Las lágrimas debajo del sí. Besó despechos al portador mientras resbalaba el color de la mujer honrada patas abajo probando ese “Es lo que hay”   Claro que pensó que podía vivir sin él, como vivía esos domingos involuntarios sin versos en que esperaba a un Machado que se quedara a su lado solo por quererla querer. Malgastaba  en cualquiera lo que le viniera en gana, sin ganas de quitarse  la blusa y mucho menos las bragas. Luego juraba con rabia que no lo volvería a hacer. Nunca amor, nunca placer.  Sentía el ardor de la cobardía retomando esos principios que inyectaron en sus genes subastando el corazón, frío y desesperado,  al peor postor. 





martes, 9 de mayo de 2017

Cada cosa a su precio.

Creía que las putas solo paseaban por esas calles que durante el día suelen ser paso obligado a edificios públicos, donde la gente arregla papeleo para no defraudar a hacienda.  La reconoció por una foto de Internet. Era bloguera. No vestía como las demás, iba demasiado elegante para su gusto y para colmo  de las más caras. No entendía el por qué, y sin embargo la eligió a ella. Le preguntó que por qué no vivía de las letras. Ella le respondió, mientras se arrodillaba:

-Yo escribo verdades y vendo falsos “te quiero” mientras tú te lo crees. Como mismo crees que tu mujer te está esperando ahora acomodando cariñosa el lado de tu cama. Las verdades deberían ser gratis. ¿No crees? -Decía observando directamente su miembro mientras él notaba su aliento como la mejor de las caricias sin haberlo rozado. -Por las mentiras se paga un alto precio. En esta vida todo tiene un precio. Todo. Excepto mi verdad.




martes, 25 de abril de 2017

Indulgencia

Me pidió rezar entre sus piernas y le enseñé mi cara de esclava del asombro. Claro que se asombró de que me asombrara. Ya luego se dio cuenta del engaño, pero era tarde. Rezamos a la vez y se nos concedió el deseo.


domingo, 23 de abril de 2017

Te escribo:

Puedo escribir sobre ti y en este día 
describirte una noche y una luna
 diciendo que eres tú 
por quién mis dedos se deslizan.
Tú, 
quien ocupa los espacios que dejaron los olvidos.
Puedo también escribirte
cuando poco a poco fuimos uno,
cuando dos en la distancia acortan el camino,
y pedirte que allanes con tu mirada mi soledad,
con tu sonrisa mis miedos,
con tu paz mis desvelos,
con tu amor mis consecuencias.
Puedo escribirte si quieres
pero hoy,
paseante de mi anecdotario,
pastor de mis pecados,
quiero expresarte un te quiero
con mi voz,
si te atreves a recordarla.

 Dos palabras tan sencillas,
como sencillo es escribirlo.


Tantos de esos.

He leído libros que me han roto el corazón y otros que unieron todos los pedazos. No los perdonaré, o sí, por recordarme que ando rota o a remiendos,  pero jamás  olvidaré a esos malditos poetas.


jueves, 20 de abril de 2017

RETO: RADIO TOMATE CEPILLO 26/11/2016



Al llegar al parque conecté la radio y comencé a correr, despacio, observando, vaciando la mente y concentrado en mi respiración. Era la primera vez en mi vida que me daba por hacer deporte. La vi desde lejos. Llevaba gafas de sol a pesar de estar el día nublado, un enorme bolso rojo colgado del hombro que dejó caer lentamente hasta descansar en el suelo. El corazón se me puso en un puño al verla inclinándose para precipitarse al vacío. 
-¡No lo haga! -grité mientras la agarraba fuertemente contra mi cuerpo.
-¿Qué hace, pero qué? Por el amor de dios qué susto me ha dado. Sólo iba a tomar unas fotos con mi móvil y quería calcular desde qué punto para que salieran mejor.
-Lo siento, pensé que.
-¿Qué pensó, que iba a suicidarme?
-Sí, lo siento. ¿Le gusta la fotografía? -titubeé. 
-No estoy segura -respondió.

De repente carcajeó y se quedó mirando no sé adónde, ya que continuaba con las gafas de sol. Ante la duda me quedé con ella mirando desde aquel puente el andar del río. Estaba tan callada que comencé hablando del tiempo y terminé por contarle la historia de mi ex, porque hoy día casi todos tenemos un ex, y no se me ocurría otra cosa, aunque podría haberle hablado de lo cara que está la cesta de la compra, pero sabría que soy algo desastre y que me dejo estropear en la nevera todo. Hoy por ejemplo, lo único que dejé útil en espera de ser utilizado fue un tomate. A lo que iba. Le conté así sin más la cantidad de años que perdí por pensar que estar con ella, con mi ex, no se me pierdan, era infinitamente más soportable que estar solo. Luego comencé a contarle la otra historia, la de mi trabajo y di un parón en seco  al dame cuenta que ella solo decía "sí, no, te entiendo" a todo lo que yo decía. ¡Me estaba escuchando sin conocerme de nada toda aquella cantaleta! Así que le dije:
-¿Te apetece tomar un café, un refresco, algo? Llevo más de una hora hablando de mí y no has dicho nada-.

Ella se inclinó a buscar el bolso que aún seguía en el suelo. Yo se lo acerqué rápidamente, pecando de caballero, lo abrió, sacó un cepillo de pelo pidiéndome que lo mantuviera y luego  una especie de palo de selfie, presionó un botón al tiempo que  se colgaba el bolso. Entonces vi que  se alejaba mientras tentaba por el suelo un bastón. Se alejó unos pasos y se giró sonriente diciendo:
-¡Qué! ¿Te vienes a invitarme a ese café? -Ofreciéndome su brazo.
-¿No dijiste que ibas a sacar fotos?


Se alejaba a paso lento esperando a que yo me acercara, pero me quedé pegado al cepillo del pelo mirando el río, la altura, el suelo y corrí, corrí como nunca a su lado.