Se me ha muerto un poema; tenía tanto qué decir. Lo dejé a
un lado para que descansara mientras yo me lo pensaba. Le di calor cuando estaba fría y aliento cuando el aire me
faltaba…
Lo acosté de un ladito, no quería ni las migajas. Le di la
vuelta, pero no, no respondía. Exhaló un suspiro… no sobrevivió.
Se me ha muerto un poema mientras yo me resistía y por terca
y absurda, por no creer que NO le perdía, le perdí.