sábado, 9 de diciembre de 2017

Cualquier nunca, vas a saber

Nos mirábamos y me quedaba pensando si quizás le había conocido en alguna calle, si le escuché alguna vez en un concierto o compartimos una cerveza en  cualquier carnaval, si hicimos cola en alguna eterna fila y nos fuimos demorando para seguir sintiendo la sensación de estar lado a lado. Nos mirábamos y no había indicio de hola alguno. Aquella tarde se paró en seco  al mirarme <<a mí ni se me notó porque ya estaba quieta>>. Tras tender mi mano y estrechar la  suya, dije mi nombre. Noté que lo hacíamos como se toma por primera vez en brazos a un recién nacido. Desde ese entonces nos hemos visto muchas veces y yo me rezo, y me ruego, no volver a mirarle. Creo que a él le sucede lo mismo y los dos sabemos el por qué.


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