martes, 5 de diciembre de 2017

La vida es sueño



Desperté y mi sorpresa fue que recordaba vagamente lo que había hecho el día anterior, algo así como que tomaba muy a gusto el sol…Con la cabeza echa un revoltijo toqué mi cara, mi vientre, miré mis manos. Cada parte de mí se dividía en capas, decenios de mi vida que tenían una historia con láminas en lugar de cicatrices Era tierra por los cuatro costados, entre cuatro muros. Un punto cardinal exacto, hecha a medida con mis grados de risas y llantos, y longitud poco definida de cada acontecimiento vivido. Había marcas de cimientos, el primero sólido y abrupto el resto, ya viejos, que alguna vez se utilizaron para la siguiente situación, eran fallas, falsos movimientos cubiertos a pedradas, otros que jamás se llevó el viento y en el que alguien gritaba mi nombre en mi idioma materno. Al final espolvoreado me cubría un montículo en el que habían plantado malvas. Era cierto que del polvo al polvo no hay mucho trecho. <<O era del dicho al hecho>>.  Era incapaz de moverme y sin embargo algo lo hacía. <<Yo que sé qué hago aquí>> me dije  mientras una excavadora presionaba mi corazón y dinamitaban mi cerebro. Acabé pidiendo la absolución. Entonces desperté y respiré aliviada ya estaba plantada en una maceta mientras que alguien me regaba.

Foto de Saro Gutiérrez Cárdenez

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