lunes, 4 de diciembre de 2017

Estaba aquí pensando...

Cuando me marche no quiero flores. Sé que estarán por aquello del qué dirán. Pobres moribundas.
Cuando ya no esté que no te remuerda nunca la conciencia, prefiero a los objetores aunque, los primeros consolarán sobremanera a los segundos.
Si me voy no digan que era una santa, ni dios lo permita, que quiero descansar de tantas lástimas y peticiones a gogó que jamás he sabido resolver.
Como me tendré que ir, sé que habrá lágrimas, son inevitables, pero, por favor cuenten chistes, verdes, rojos y negros, blancos y azules, seguro que por eso recordarán ese pésame sonriendo entre lágrimas de cocodrilos, de dolor auténtico y solidaridad contagiosa.

Al que no llore que no olvide un rezo, por si me pierdo en el limbo en busca de la luz y termino en los infiernos, aunque, ahora que lo pienso, si voy al infierno en el que ya estoy, ¿para qué quiero un cielo que desconozco?


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