jueves, 25 de abril de 2019

Carta a mi amigo el víctima.

NI SE TE OCURRA HACERME CASO.

Odio dar consejos pero tú, eres un caso de SOS. Siempre dispuesto a destruirte, pobre y rastrero de tus quejas, que voceas ese “pobrecito de mí” y no haces nada para remediarlo. Da igual que te diga que resucitarás todas las veces que hagan falta hasta que te mueras de verdad. Nunca dejarás de ser COMO eres:
Tropezarás con piedras de todos los colores y darás patadas a las verdes, ese color esperanza del que reniegas.
Desconfiarás de la verdad porque siempre te fue ajena.
Intentarás buscar sitio a los polvos perdidos o por los que se pierde una amiga, sin querer ver que quedaron enhebrados con un clic en el sitio adecuado.
Estar loco seguirá siendo la peor excusa, pero el mejor remedio.
Sigue llorando a escondidas, tus amigos te seguirán diciendo que no es para tanto -tonto más que tonto-, o yo; que siempre puede ser peor y te arriesgas a que lloren contigo y se amarguen las cervezas de trigo recién hechas…tú solo pensarás en qué fue de las espigas.
Arriésgate a ser correspondido tío, aunque después se te quiten las ganas. Claro que te seguirás quejando y quejando de las dos cosas.
Sigue culpándote de todas las culpas, al fin y al cabo te gusta revolcarte en los recuerdos.
No te apartes de tus miedos, -ni se te ocurra-, es tu sello de identidad, porque la cobardía amigo, es un seductor perfume que atrae las incansables perretas, la estampida de las oportunidades, el curro más inestable, o por ponerte otro ejemplo, las peores mujeres… Así que por una vez ríndete coño, búscate en el espejo, dale la vuelta a la tortilla, afloja el látigo, tira la fusta, despéinate, vive… o nunca dejarás de ser QUIEN eres.

No hay comentarios:

Publicar un comentario